Si devolvieron el dinero es obvio que podían pagar los sueldos sin ayuda. Como dijimos tiempo atrás, algunos empresarios han demostrado no estar a la altura de las circunstancias.

Subsidiar empresas que pueden pagar, es restringir la ayuda a aquellos que no pueden solventar los salarios. Algunas grandes compañías dieron marcha atrás y devolvieron los fondos girados a sus empleados. Es que las condiciones que estableció el Gobierno al ampliar la ayuda estatal ATP establecen que no podrán distribuir utilidades, recomprar acciones, operar en la compraventa de títulos en pesos y dólares, ni girar utilidades. Movimientos que no coinciden con reactivar la actividad productiva y, que ninguna MiPyME puede realizar.

Hace una cuantas semanas decíamos que solo deconstruyendo los usos de la noción “ayuda”, podemos aspirar a captar las cuestiones en juego y el alcance de la ayuda. Nos referíamos justamente a invertir los fondos provechosamente. Vamos bien. Aunque esta crisis es diferente a todo lo visto hasta el momento, parece indicar que se está haciendo lo correcto.   

La ayuda a los desempleados podría ser inflacionaria según los manuales, pero como venimos viendo y diciendo desde esta columna, eso no es lo que estamos percibiendo.  Parece que el sector privado en la Argentina se había adelantado a aumentar los precios. Se construyó inflación en forma anticipada y aun existe bastante colchón, lo que-en algunos rubros-podría ser deflacionario cuando se abran los comercios. La caída de la demanda no es solo de entradas de cine y teatro;  también es suspensión de la construcción de casas y edificios, compra de autos, etcétera. No se ve a nadie apurado por comprar ropa nueva.

ORTODOXIA ESTANDAR

A doce años de la crisis de Lehman Brothers, persisten proposiciones con perspectivas que ya podríamos catalogar  poco útiles.  Actualmente hablar de reformas estructurales con un contexto de esta naturaleza puede provocar carcajadas. Bajar impuestos para reactivar la economía luce extravagante. Es curioso, pero seguimos escuchando gente que habla de inflación, política monetaria y fiscal como si no hubiera pandemia.  El nivel de recesión al cual está sometida la economía mundial es de tal magnitud que no concibe ese tipo de abordajes. No vale la pena siquiera escuchar la receta estándar del FMI antes de la crisis, aunque algunos las repiten como anestesiados.

Pensar soluciones para esta tragedia es un poco más difícil que estudiar un libro o leer un paper y repetirlo.  Hoy la economía está funcionando con combustible keynesiano de corto plazo, pero eso no será para siempre.  Podemos comprender la mayoría de los comportamientos de una caída del consumo  sencillamente empleando las pautas habituales de conocimiento. Cuando la gente está desempleada, sea por pandemia o por razones habituales no modifica su conducta de gasto. Ahorra. En los países desarrollados, lo más grave podría venir más adelante por el lado de los efectos colaterales, cuando las empresas que hoy no venden no puedan pagar sus préstamos a los bancos. La deuda del sector privado en el mundo es muy alta. 

En Argentina podríamos ver una recuperación rápida una vez que el virus esté contenido, pero  no sabemos cuánto durará la pandemia. Teníamos grandes desequilibrios, la recesión era profunda desde 2018, pero ahora estamos viendo una depresión (extendida y profunda recesión). Estamos en medio de una tragedia.  El cierre actual de negocios requerirá tiempo para revertir pérdidas y restituir la acumulación de deudas.  Por otra parte los cambios que se están consolidando en los aspectos laborales pueden devenir permanentes. Por ejemplo, cada vez aumenta más el trabajo a distancia y menos la venta del vendedor en persona. Esto va a expulsar trabajadores que llevará tiempo reubicarlos. 

No se predice una depresión de varios años, pero no podemos especular con que ello no ocurra. Pensar es la clave. Ninguna receta estándar sirve hoy. Las tradicionales, las que son útiles, ya están en marcha.

Estatizar la deuda privada como se hizo en 1982 no será una opción, ni el Estado resiste más  apropiaciones de recursos públicos por parte del sector privado. Por lo tanto deberíamos pensar en un conjunto de medidas financieras complementarias.

POR EJEMPLO:

El BCRA debería redoblar la apuesta a la asistencia directa para mejorar el financiamiento de la economía. Es necesario saltearse a los bancos comerciales, dada la velocidad de caída de la economía, otorgando facilidades de financiamiento para el consumo y expandiendo el crédito hipotecario, otorgando redescuentos abundantes, básicamente a pequeños negocios, evitando las restricciones de los bancos para prestar.

Aliviar a deudores hipotecarios enganchados con créditos UVA, cambiando la fórmula actual por una tasa de interés fija. Los bancos otorgantes deben implementar la refinanciación de deudas vencidas y postergar los vencimientos 2020, comenzando desde la última cuota de amortización actual. Ayuda directa a los deudores morosos, mediante refinanciación a plazos posibles de pago. El BCRA debería abrir canales de asistencia directa a determinados sectores y otorgar préstamos a tenedores de tarjetas de crédito.

PRESTAMOS DEL BCRA EN LUGAR DE NUEVOS SUBSIDIOS DEL TESORO

Préstamos directos a empresa desde el BCRA, salteando a los bancos comerciales, mediante caución de acciones de empresas. De la misma manera que el BCRA toma una Letra del Tesoro y presta, aquí tomaría activos financieros (acciones) de la economía real.

Préstamos back to back. Se desembolsarían préstamos con garantías sobre cuentas del exterior. Si no se cancelan existe una contrapartida real.

Préstamos con avales personales de los accionistas. Pueden ser garantías reales del país (constitución de prendas e hipotecas).

Swap con contrato de recompra de acciones. El BCRA se queda con las acciones, pero los grupos empresarios se comprometen a recomprar dichos activos mediante opción de compra previo pago de una prima por parte de los accionistas (demostración de buena fe).

El BCRA puede inyectar dinero contra garantías reales sobre activos de residentes argentinos con fondos o bienes declarados en el blanqueo o antes de ello desde el exterior.

Adelanto de inversiones para capitalización por 18 meses. Los grupos empresarios que cuenten con activos por encima de los u$s100 millones deberían ser sometidos a un test de stress financiero para determinar la inyección de capital necesaria. Estos grupos empresarios tendrán 18 meses de plazo para capitalizar sus empresas o conseguir inversores privados dispuestos a capitalizarlas. Los que no logren atraer suficiente capital privado serán capitalizadas con fondos del Tesoro que podrá adquirir hasta un 40% de acciones preferidas con una tasa de interés fija de 6% anual en dólares. Si las acciones preferidas suscriptas por el Tesoro no son rescatadas en cinco años, automáticamente se transformarán en ordinarias (derecho a voto y cobro de utilidades).

Fondo de inversión temporal en activos privados por 5 años. Al finalizar el plazo de salida del Fondo, las acciones que no hayan sido rescatadas por sus accionistas originarios pueden salir a la oferta pública en la Bolsa de Comercio.

Habilitar bancos privados de inversión, para capitalizar deudas a los bancos comerciales acreedores que previamente canjeen pasivos por acciones.

¿Por qué GARANTIAS?

Argentina necesita que los empresarios tengan compromiso. Si los accionistas no confían en la recuperación de la empresa, el Estado debería replantearse la ayuda. No es el Estado (en abstracción) el que está financiando los sueldos. Es el contribuyente que en el futuro va a pagar impuestos para ayudar hoy  a una empresa o unos accionistas que probablemente tienen sus dólares en el exterior.

-¿Qué garantías tiene un contribuyente que los impuestos que deberían pagar sus hijos en el futuro no están financiando capitales que se fugaron al exterior en los últimos años?- La sociedad no puede ser socia de las perdidas, en todo caso el Estado puede ser “financista temporal”.

De la misma manera que la lluvia de inversiones no llega a los países donde sus mandos públicos nacionales tienen su propio dinero en el exterior; los bancos no prestan dinero a las empresas cuyos accionistas no asumen riesgos en su propia defensa. Si el accionista no confía en la recuperación de su empresa. ¿Por qué debería el Estado confiar en el accionista?