Lo que más me agradaba de los medios, cuando mi vida transcurría fuera de ellos, era el mundo de ilusiones que representaba. La magia de la radio ya había entrado en casa mucho antes de que yo naciera. Puesto a hacer el ejercicio de ejercer la memoria; “La máquina de contar” de Juan Carlos Mesa, y “Rapidísimo” de Héctor Larrea, son los dos primeros programas que registro haber escuchado. Yo iba al colegio por la tarde y entonces, en las mañanas no había muchas cosas para hacer; o deberes, o esperar los dibujitos de las 10:30hs, o… escuchar radio con mi vieja.

Los medios, aunque serios y responsables, reales o de ficción, emanan sus contenidos desde un mundo que, no necesariamente es el que se imagina; pero se le acerca demasiado.

En definitiva; el armado de la ilusión, aunque se esté diciendo algo real, serio, o la etiqueta que crean pertinente, es parte del asunto de los que trabajamos en los medios.

Lo mismo ocurre con los deportistas que tienen una fama que los preceda. De cualquier tipo y factor. Fama. De goleador, de pandillero, de hablador, de gambeteador, de lo que fuera. Y Daniel Osvaldo tiene de todo un poco. No obstante no confundamos los tantos.

Suponer que Daniel Osvaldo, a quién no conozco ni me crucé en mi vida, no pueda ir con sus amigos de La 25 a verlos tocar y eventualmente subirse a cantar, es una locura. Suponer que Danistone25 no vaya a tener charlas variadas en su tonalidad con sus ex, es una locura. Todo el mundo habla con sus parejas en formas más o menos eufóricas; más o menos aburridas, más o menos firmes o duras. Eso hace la gente normal. Tener una novia de más, o una novia de menos, no es un patrimonio exclusivo de Daniel Osvaldo.

Solo el compromiso propio del jugador en cuestión, lo llevará a tomar las medidas internas para ser mejor deportista. Él solo deberá entender que un mejor descanso mental y físico le permitirá sacar ventajas considerables. Él solito va a tener que decidir que todo lo fortifique, y que le toque ganar o perder, pero con todo lo que tenga que ver con la actividad.

La real miseria radica en lo que se hace en la cancha con lo que hace Osvaldo fuera de ella. No habrá primero que arroje primera piedra.

Ojalá tengamos todos una buena semana.