Donald Trump le encomendó a Macri: “Vos ocúpate de ganar las elecciones. Del resto de tus problemas me ocupo yo”. El periodista Roberto García sostiene en Perfil del 13 de julio, que en el G20 realizado en Japón, esta anécdota sintetiza la relación que tienen hoy ambos presidentes.

El insólito Presidente del Brasil Jair Messías Bolsonaro declaró en un reportaje a Clarín el 14 de julio: “No quiero que la Argentina siga la línea de Venezuela y por eso apoyo a Macri”.  Los presidentes de derecha de Chile y Colombia se han expresado en el mismo sentido. El FMI ha destinado el 60% de sus fondos a estabilizar el dólar en la Argentina, hasta las elecciones, destruyendo su estatuto. El 90 por ciento de la prensa apoya al gobierno, con un periodismo militante que miente descaradamente al denominarse independiente.

El Presidente Mauricio Macri sabe que si el 29 de abril no se anunciaba la intervención del mercado, el dólar no tenía techo y hubiera tenido que renunciar a su intento de reelección. Cedió el manejo de la economía para tener esa posibilidad. De su boca baja como un magma la frase: “Todos los líderes del mundo quieren que sigamos, para que no vuelva el populismo.”

Los principales empresarios de la Argentina constituyeron un grupo de whatsapp donde apoyan decididamente al gobierno, al que el periodista Alejandro Bercovich lo ha denominado “los machos del guasap”. Y agregó: “Cuentan con un subgrupo dedicado a los contenidos audiovisuales, por ejemplo; pasó a estar integrado por Juan José Campanella, Nacho Viale y los encargados de publicidad de varias compañías.”  En el 165° aniversario de la Bolsa de Comercio, Mauricio Macri recibió un entusiasta apoyo para su reelección y elogios por el acuerdo Unión Europea – Mercosur. Todo el poder económico de adentro y de afuera, bajando a la cancha y jugando abiertamente para que Macri rompa definitivamente el empate histórico que, como Penélope, lo que tejen los gobiernos populares a la luz del día destejen los gobiernos neoliberales durante las largas y aciagas noches del país. Antes y después del 2015 estaba claro que el macrismo era el intento más sólido que había conformado el establishment para forzar el desempate. Y que su objetivo era refundacional. Era, de alguna manera, el Congreso de Viena que venía a sepultar a la Revolución Francesa.

La relación de fuerzas está muy desbalanceada hacia el modelo colonial. Sólo un pueblo vapuleado y en muchos segmentos confuso, en un rapto de lucidez puede poner en las urnas el instrumento que le permitirá evitar no asistir a su propio velorio, que es lo que significarían cuatro años más de Macri. Sobre un escenario abierto, se está escribiendo esta dramática historia.

EL EMPATE

Una historia que tuvo dos modelos en pugna en la primera junta de gobierno. Contra el sector jacobino integrado por Moreno, Castelli y Belgrano se va levantando la figura siniestra de Bernardino Rivadavia, encarnación de un país portuario, pequeño y colonial. En la misma fragata Canning (vaya nombre de la fragata) donde viajaron integrantes de la Logia Lautaro, venían los dos modelos: San Martin con una visión continental, federalista e independentista, y Carlos María de Alvear, expresión de la línea rivadaviana. Por eso a los pocos meses de llegar San Martín, hace un golpe de estado contra el primer triunvirato para desplazar a su eminencia gris, su enemigo histórico que luego será homenajeado con la calle más larga, para tratar de forjar su gesta continental. No es que San Martín no iba a intervenir en cuestiones internas; lo que no se permitiría era usar las armas en función de los intereses portuarios.  Cuando en las peores circunstancias San Martín aboga por la necesidad de declarar la independencia teniendo ya gobierno, bandera, escarapela, himno y fuerzas armadas, José María de Alvear, en su condición de Director Supremo,  al que se le tributa homenaje en una calle aristocrática de la Reina del Plata, temblando ante la restauración conservadora europea a partir del Congreso de Viena de 1815, le envía una carta al embajador británico Lord Strangford,  al que le ofrece “estas provincias desean pertenecer a Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer a su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Ellas se abandonan sin condición alguna a la generosidad y buena fe del pueblo inglés, yo estoy resuelto a sostener tan justa solicitud para librarlas de los males que las afligen.”    

De 1820 a 1880, durante 6 décadas se libra una larga guerra civil, entre dos modelos, que como tal concluye con la batalla de Pavón en 1861, con el triunfo de Mitre sobre Urquiza que deserta sin combatir.

Es el mismo año en que se inicia la Guerra de Secesión en EE. UU que concluirá cuatro años después con el triunfo del norte industrial. El resultado en nuestro caso, por el contrario, sería el triunfo del SUR en términos norteamericanos. De 1861 a 1880 se desplegó una verdadera cacería, donde el poder económico demostraría lo que lo caracterizó a lo largo de toda su historia: impiedad y crueldad extrema, bajo el paraguas sarmientino que representaba “la civilización” contra “la barbarie”.

Un modelo se había impuesto sobre el otro. Ganó la idea de granja y semicolonia británica. En todo lo que se creó para la prestación de servicios, se insertó buena parte del aluvión inmigratorio que sustituyó al exterminio perpetrado contra la población nativa. Después de insurrecciones y voto en blanco, el radicalismo yrigoyenista consiguió el voto secreto exclusivamente para los hombres y así las clases medias accedieron al gobierno.

Las crisis del capitalismo (primera guerra mundial, crisis económica de 1930) demostraron la endeblez del modelo y por sus fisuras fue resurgiendo el modelo derrotado en Pavón. La industria de sustitución de importaciones les dio inserción y trabajo a los descendientes de los derrotados de la guerra civil del siglo XIX. El peronismo fue su expresión política.

Desde el 17 de octubre de 1945 se consolida popularmente el modelo con integración social, desarrollo industrial, ampliación de derechos, mejoría significativa de la distribución del ingreso, fortalecimiento de los sindicatos, conquistas sociales de los trabajadores y política exterior independiente. El resultado fue la sociedad más justa y equitativa de América Latina. De ahí que el peronismo se convirtió en el hecho maldito del modelo neoliberal.

La reacción del modelo primario exportador fueron los golpes de Estado que apuntaron a la destrucción de la industria y a la pérdida de derechos de los trabajadores. Con una intensidad y crueldad crecientes, se produjeron los golpes cívico–militares de 1955, 1966 y 1976.  Este último fue la profundización de la barbarie hasta límites que ya estuvieron esbozados desde los coroneles de Mitre, el fusilamiento de Dorrego, el bombardeo de Plaza de Mayo o los fusilamientos en los basurales de José León Suárez y en la Penitenciaría de la Avda. De Las Heras.

En democracia y con apoyo popular, el gobierno de Menem fue una política económica alineada con la de los golpes de Estado.

MACRI Y EL SÉPTIMO DE CABALLERÍA PARA TERMINAR CON EL EMPATE

El empate lleva más de dos siglos. El modelo agroexportador que desde la dictadura establishment-militar está en alianza y atravesado por el de valorización financiera, ha decidido contar con el apoyo extranjero para conseguir el triunfo definitivo. Los dos modelos tienen como talón de Aquiles común el de la restricción externa, aunque el camino recorrido para llegar a esa limitación sea diametralmente distinto. En el inclusivo es un límite a la expansión económica y el crecimiento industrial. En el excluyente es el límite que impone el endeudamiento criminal.

El Fondo es el primer cordón de estrangulamiento. Los tratados de libre comercio concretados sin oposición de intereses sino aceptando las exigencias de los poderosos, es el segundo cordón. La soga se achicará o ampliará conforme quien gobierne.

En el acuerdo previo a instrumentar entre el Mercosur y el Mercado Común Europeo, se toma como un extraordinario éxito que se abra el mercado de carnes después de 6 años a una cuota de 99.000 toneladas. En el Tratado Roca Runciman de la Década Infame, la rendición de la oligarquía a la madre británica se autorizaba exportar anualmente a Inglaterra, una cifra no menor a 390.000 toneladas de carne enfriada.

El Séptimo de Caballería del capitalismo financiero apoya a Mauricio Macri.

Si ganan, se hará realidad y será muy difícil de revertir lo que representan: Patria No, Colonia Sí.

* Publicado en La Tecla Ñ