En el camino de la autoafirmación, en los ensayos para ser, donde se deben ir abandonando los lugares de dependencia infantil, desprenderse de las autoridades maternas y paternas, la etapa de la adolescencia incluye lo transgresivo, el ir más allá, el experimentar, que es la manera de empezar a franquear las fronteras impuestas, construir una personalidad, y de este modo acceder a la exogamia, a la vida por fuera de los límites del hogar.

   ¿Dónde termina la niñez? ¿Dónde comienza y concluye la adolescencia? ¿Qué significa ser adulto? Esas respuestas dependen de cada época. Toda etapa de la vida está inmersa en un tiempo histórico, en una política concreta, en ideologías y en intereses sociales. En un pasado no tan lejano, entre otras cosas, las adolescentes eran obligadas a casarse y a ser madres, y los adolescentes enviados a la guerra. Cada época construye y destruye subjetividades, define formas de ser y estar en el mundo, acorde a sus objetivos. ¿Y para qué se necesita hoy la juventud?, ¿Qué lugares se propician para su bienestar y formación?

   En la actualidad, en un tiempo signado por el capitalismo más salvaje, hay niñeces y adolescencias muy variadas, dependiendo de hogares que puedan o no acompañar su desarrollo psicofísico, que puedan o no contener desde lo emocional tanto como desde lo económico. Existen hogares donde circula el amor y las palabras, y donde también se ponen límites cuando son precisos; y otros donde no se sabe nada de lo que le sucede y necesita cada integrante, y que la resolución de los conflictos son por la vía de la violencia.

   Conocerse, en la etapa adolescente, implica ponerse a prueba pero también poner a prueba la presencia y contención adulta. Pero los adultos, ¿dónde están? ¿Qué registran de lo que sucede en el mundo adolescente? Muchas veces aparecen, salen de sus burbujas, cuando es demasiado tarde, cuando hubo mil señales previas desatendidas. Violencia extrema, suicidio o asesinato, no son actos que definan a la adolescencia sino a una parte, minúscula, que hace mucho ruido y que así denuncia el malestar institucional, las fallas de un sistema que no protege. Adolescentes que son noticias, números, estadísticas. Y entonces surge el debate, las condenas, las estigmatizaciones, aparecen las autoridades y se visibilizan los dramas de cada día, se le presta atención a la juventud que antes fue desatendida, se escuchan los gritos de las voces ignoradas.