Leche rebajada, aderezo en base a queso, hamburguesa de carne con soja, son algunos de los productos creados por las empresas de alimentos que buscan retener a los clientes a base de empeorar los productos ante una importante alza de la inflación para este año. Así uno compra un medallón de carne o carne picada que en realidad tiene un gran porcentaje de soja. O consume leche rebajada con lactosa o un aderezo en base a queso que tiene una gran parte de almidón. 

El problema que supone estos nuevos productos es que son consumidos por las clases más vulnerables del país que, como no pueden acceder a primeras marcas, se consuelan con las de menor costo. Sin embargo esta situación de crear productos que se parecen a otros pero que están rebajados o mezclados es que tienen menos nutrientes y a la larga si son consumidos por chicos pequeños o en edad escolar favorecen a la malnutrición.

Mientras buscaba información para esta columna me topé con una fotografía de una chica con sobrepeso que tenía una leyenda en la remera que decía "Macri genera hambre". A continuación un desagradable hilo de insultos. Y lo que la mayoría no se estaba dando cuenta es que comer mal, engorda. Según la Organización Mundial de la Salud por malnutrición se entienden las carencias, los excesos o los desequilibrios de la ingesta de energía y/o nutrientes de una persona.

La desnutrición comprende el retraso del crecimiento (estatura inferior a la que corresponde a la edad), la emaciación (peso inferior al que corresponde a la estatura), la insuficiencia ponderal (peso inferior al que corresponde a la edad) y las carencias o insuficiencias de micronutrientes (falta de vitaminas y minerales importantes). El otro es el del sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles relacionadas con el régimen alimentario (cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, diabetes y cánceres).

En su web la OMS explica "muchas familias no tienen recursos para adquirir suficientes alimentos nutritivos, como frutas y verduras frescas, legumbres, carne o leche, o no tienen acceso a ellos, mientras que los alimentos ricos en grasas, azúcar y sal son más baratos y se pueden adquirir más fácilmente, lo que propicia el rápido aumento del sobre peso y la obesidad entre los niños y adultos, tanto en los países pobres como en los ricos".

En Argentina para colmo cuanto más pobre sos más te afecta la inflación. Según los datos de la Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires, en febrero un hogar compuesto por dos adultos y dos menores, sin considerar el alquiler, necesitó $ 26.858,38 para no caer en la pobreza. Esto implica que solo en un mes la canasta aumentó $ 1.064,11, es decir un 4,1 %. La inflación para ese mes en CABA fue de 3,4% en febrero, bastante más baja que la canasta. Pero si seguimos ahondando los números son peores. 

En la Ciudad de Buenos Aires una familia tipo necesitó en febrero $ 13.319,26 para no ser indigente. Esto implica que la canasta de indigencia aumentó 4,7 % en un mes y acumula en los últimos 12 meses un incremento del 55,6 %. Repasemos: 4,7% de aumento para los indigentes, 4,1% para los pobres, 3,4% para el total de precios.

Volvemos a remarcar: cuanto más vulnerable más aumento de precios pagás. De seguir así el resultado no es muy difícil de prever. Según el organismo porteño, en el tercer trimestre de 2018 había en CABA 639.000 pobres y 198.000 indigentes. La desnutrición y la malnutrición acechan, mientras tanto las empresas disfrazan alimentos pobres en nutrientes en leche, en carne y en queso, cuando no lo son.