La mayoría de las chicas más lindas de la Argentina están o estuvieron alguna vez con algún músico de rock. Cuando digo estuvieron digo que tuvieron un amorío más o menos fugaz. Son mujeres públicas, queridas, populares. Algunas incluso llegaron a formalizar con Ricardo Mollo, Iván Noble, Fito Páez, Emanuel Horvilleur, Joaquín Levinton, Chano. Las más lindas digo, eh, Julieta Cardinali, Natalia Oreiro, Celeste Cid, Julieta Ortega, Romina Gaetani. Sólo por nombrar algunos y algunas de los más reconocidos.

Recientemente salió ‘¿Quién es la chica?’, de Agustina Larrea y Tomás Balmaceda, un muy buen libro que le pone nombre y apellido a las historias de amor detrás de las canciones más populares del rock nacional, es decir, señala quiénes son las musas que inspiraron las obras que emocionaron a varias generaciones de argentinos. Algunas públicas, la mayoría inéditas, las mujeres que inspiraron a los artistas, a veces, además, inspiraron a dos músicos, a la vez, e iniciaron guerras frías o más bien calientes entre los protagonistas.

Si a eso le sumamos los amoríos con cantantes de bandas no tan conocidas por el gran público, con bajistas, ukelelistas, microfonistas y guitarristas. Los Touch&Goes. Las chicas no aún conocidas, pero que requieren su fama, o que se moverían con displicencia en ella, no entiendo cómo no existió nunca un Intrusos del Rock.

Todo matizado con historias de sexo, droga y rock’n’roll, Indiscreciones de la música sería una buena salida laborar para periodistas que saben quién fue el productor de Circo Beat pero no tienen idea sobre qué es Tamara Gala. Canales de música hay, aunque en esos canales no se hable de música casi.

Por eso, no termino de comprender por qué es más interesante la historia de vida de un gato de 25 años respecto a las historias de la noche que puede contar el plomo de Pappo. Infama del Rock tiene que funcionar, Hall of Infame, yo lo vería.