No ha sido abordado al día de hoy como se corresponde el fenómeno de Fútbol Para Todos y lo que eso significa en términos de cultura popular. Incluso desde los sectores cercanos al gobierno se lo soslaya. No negativamente, se lo relega, casi siempre. Por ejemplo, a la hora de enumerar las virtudes del modelo, en la letanía de las cifras y los derechos obtenidos, se lo obvia. Y cuesta encontrar un derecho universal adquirido en estos años más definitivo que el FPT para la sociedad argentina toda.

Rápidamente se saldrá a decir que no es siquiera un derecho, que hay derechos más urgentes, más vitales, y por supuesto que es así. Pero al derecho al acceso a la cultura nadie se opondría a priori, entendiendo la cultura como la alta cultura, la música, la plástica, el teatro, hasta el cine. Y que otra cosa es el fútbol si no un deporte que representa un cúmulo de valores que incluyen incluso un poco de que cada arte.

El acceso al agua y a las cloacas se restan de la cuenta de la salud pública, Aerolíneas representa un valor agregado para las economías regionales, por caso, la nacionalización de los hidrocarburos redundan en un menor costo para el transporte urbano de pasajeros, sí, y ni que hablar los valores que significan la universalización de las jubilaciones o la asignación por hijo. Estos derechos o servicios de estado son manufacturados con razón al haber de los logros de la década. Pero no el fútbol, decimos, el FPT.

Y el FPT es entre otras cosas el acceso irrestricto a un evento de cultura popular que no tiene parangón en el sentir nuestro. Además de generar lazos de integración social, alrededor de una tele, familiar, de amistad, entre vecinos. También iguala: toma los deciles de pobreza, los 10, y los mezcla en la misma bolsa, los entrevera. El ‘para todos’ opera eficazmente al general de los que decidan ver cualquier partido, que en este caso es una mayoría pasmosa.

Por todo ello será difícil que cualquier gobierno que venga tras octubre de 2015 decida reprivatizar el fútbol. Porque como cualquier derecho obtenido tendrá en cada receptor un defensor de ese beneficio. Ya sea por ideología o por demagogia el Ejecutivo que vendrá deberá sostener el FPT. Con otro nombre, con pauta privada, con otra oferta de canales, como sea. En el país donde los fanáticos de Dulce Amor cortan una calle para pedir por su serie favorita será muy dificultoso sacar el clásico del domingo de todos los livings de la patria.