Hay un clima fomentado por el gobierno que favorece la irrupción de las zonceras. Personajes payasescos que se presentan como oráculos económicos en programas televisivos, donde al ruido se lo denomina “debate”; a la superposición de gritos, “diálogo”; a la repetición de lugares comunes, “conocimiento”; a la confrontación de prejuicios, “grieta”; a la defensa militante del gobierno, “periodismo independiente”.

Se puede observar el desconcierto de los llamados “periodistas independientes”: Jorge Lanata -que ha incinerado por una bolsa enorme de dólares a aquel periodista ingenioso e incisivo- ha arrumbado sus investigaciones y pasado 33 meses de apoyo al macrismo en línea con el posicionamiento del multimedio que lo contrata: pero ante el derrumbe gubernamental descubre la gravedad de la situación y escribe como converso,  tardíamente, el 1 de septiembre: “Si esta semana que comienza, el Gobierno no cambia, en pocas semanas no va a haber gobierno para cambiar.” El inefable Luis Majul ha manifestado estupefacción ante un hecho excepcional que sólo ocurre en la Argentina con el dólar, que si la demanda supera a la oferta el precio sube y no baja, como considera insólitamente que debería suceder, hizo algunas tímidas críticas rápidamente compensadas en su nota en La Nación, en que atribuye, abrazado a los argumentos oficialistas, que los errores son fundamentalmente de comunicación. En realidad, es imposible salir indemne de una multitud de malas noticias y que las mismas pueden transformarse por la eficiencia de la comunicación en una oda al optimismo. Enarbolaron durante 24 meses un infundado optimismo sobre una situación futura que la realidad siempre desmintió.

El otro argumento remanido es no haber sincerado la pesada herencia a la cual no han dejado de invocar en casi todas las intervenciones desde el presidente a las espadas mediáticas del gobierno.

Sus éxitos electorales se basaron en distorsionar hasta límites inconcebibles la pesada herencia, exagerando el pasivo y escamoteando el activo, junto a apuntar religiosamente a un futuro cuya cercanía cada mes se alejaba como el horizonte.

El editorialista político de Clarín que posa de humorista Alejandro Borensztein, se pregunta perplejo el 1 de septiembre: “A esta altura de los acontecimientos, sólo caben tres preguntas básicas: ¿Qué corno ha pasado? ¿Qué corno está pasando? y ¿Qué corno va a pasar?”

La perplejidad con lo que sucede queda reflejado en Joaquín Morales Solá, el analista político más consustanciado con el gobierno, en el diario más simbólico del establishment, en “La Nación” del 29 de agosto: “Hay una contradicción notable en la incesante crisis económica. Mauricio Macri es el presidente de la democracia argentina con mayor nivel de apoyo en el mundo político internacional. Los gobiernos de los principales países del mundo han manifestado su apoyo explícito al mandatario argentino. No valoran sólo lo que hace, sino también el contraste con el gobierno que existió en la Argentina hasta diciembre del 2015. Sin embargo, los mercados lo están castigando como si fuera una versión argentina de Nicolás Maduro o la continuidad de Cristina Kirchner”

ENCICLOPEDIAS DE ZONCERAS GUBERNAMENTALES

El gobierno apunta a que el principal objetivo es el déficit fiscal. Equivocadamente se sostiene que el mismo sólo puede ser financiado con emisión monetaria o endeudamiento.

Lo que se omite, es que la mayor parte de los países tienen déficit y que lo financian en parte con las inversiones representadas por la radicación de capitales, y otra parte con créditos.

El superávit o déficit primario es la diferencia entre los ingresos (AFIP, aduana) y los egresos (todas las prestaciones y erogaciones estatales) El gobierno ha bajado el déficit primario fundamentalmente con la disminución de los subsidios, que vía tarifazos han implicado una gigantesca transferencia de la población a favor de las empresas prestatarias de los servicios y a las petroleras. El resultado final tiene una segunda parte que es el pago de intereses, el que crece más rápido por el endeudamiento vertiginoso, que la disminución de los subsidios, lo que explica que el déficit total es más alto que el recibido. Cuando por exigencia del FMI, y al haber incumplido el primer acuerdo, se intenta alcanzar en el 2019 un déficit cero, el presidente endeudador, el que administró bajo la consigna “Gobernar es endeudarse y ajustar”, ahora descubre, sin que se le mueva un solo músculo de la cara, que nuestra debilidad es el excesivo endeudamiento.

Hasta que la corrida cambiaria amenazó con llevarse puesto a un gobierno a la deriva como consecuencia de sus medidas, pero con claridad que las mismas constituyen un plan refundador, la idea de aumentar los ingresos no formaba parte de su farmacopea. Al revés, recortaron groseramente los mismos, los que provenían de los sectores más poderosos. Es lo que Morales Solá tituló el 4 de septiembre: “Medidas excepcionales para salvar al gobierno”, el mismo que hasta el inicio de la corrida el 27 de abril era un dechado de virtudes.

Por si fuera poco, la visión neoliberal erra en el diagnostico ya que el principal problema que tiene nuestro país es la restricción externa ¿en qué consiste? A esta limitación se llega en algún momento tanto en un gobierno popular como en uno neoliberal, pero por motivos completamente diferentes. 

Los dólares que genera fundamentalmente el sector agro-extractivo exportador en algún momento no alcanzan para satisfacer las demandas de insumos de los sectores industriales.     

Es en ese momento que es necesario adecuar la actividad a las divisas con se cuenta. El dilema es que hay que adaptar la cabeza al sombrero y no el sombrero a la cabeza.

En el caso de gobiernos populares se llega a la restricción externa, cuando la ocupación plena industrial demanda los insumos importados imprescindibles, el equipamiento necesario para aumentar la capacidad instalada en un mercado interno creciente por haber incrementado significativamente la demanda global, fruto a su vez en mejorías importantes en la distribución del ingreso y no alcanzan las divisas generadas por los sectores exportadores.  La restricción externa es en estos casos consecuencia de un mejoramiento del nivel de vida de la población y del surgimiento de miles de PYMES industriales.        

La restricción externa en un gobierno neoliberal como el de CAMBIEMOS, es consecuencia de haber abierto indiscriminadamente el país a las importaciones, que produce un proceso de desindustrialización sin establecer prioridades y por lo tanto restricciones, de desregular el movimiento de capitales sin ningún condicionamiento de plazos razonables de permanencia en el país, de tasas de interés elevadas para fomentar una avalancha de capitales especulativos que con una oferta importante mantiene planchada la relación dólar-peso, con lo que se subsidia el turismo que produce un drenaje de dólares considerable y fomenta las importaciones. Todo es financiado con endeudamiento. Como la situación se agrava con el transcurso del tiempo, hay déficit de balanza comercial y de pagos, los acreedores se asustan y la fuga de capitales es incontenible, al tiempo que se contraen nuevas deudas para lubricar la corrida. Si a eso se suma, que en un país que le faltan dólares se deja al arbitrio de los exportadores el momento de ingresar o no el fruto de estas, el resultado está cantado: en un momento la restricción externa consecuencia del cierre de los canales de endeudamiento pasará factura y entonces se transitará por un estrecho sendero entre el ajuste brutal o el default, sin que la adopción del primero garantice evitar lo segundo.

Los dos modelos llegan a un límite entonces, pero con resultados absolutamente diferentes. Mientras en el modelo popular, salir del cepo de la restricción externa requiere un plan de industrialización con creciente integración local y avanzar sobre el monopolio del comercio exterior, pero, aunque no se haga, deja un país con actividad, baja desocupación y alto consumo.

En cambio, en el modelo neoliberal, queda un país enormemente endeudado, con una demanda anémica, alta desocupación, destrucción industrial, y la entronización de la especulación financiera.

ENCICLOPEDIA DE ZONCERAS (y falsedades) 

1.                  “El problema es el déficit fiscal.” Falso: el problema es la restricción externa. Tomemos la situación presupuestaria de Alemania, Japón y EE. UU, Australia, Nueva Zelanda y Canadá en un período prolongado de tiempo. Examinando 26 años, Alemania desde 1991 al 2017, sólo en 6 años tuvo superávit fiscal, fundamentalmente en los últimos años, es decir en apenas un 23%. Llegó a tener en 1995 un déficit del 9,40%. En el caso del Japón en el período 1980-2016, en 36 años, sólo en 4 años tuvo superávit fiscal, es decir apenas un 11%, llegando en 1998, a un déficit del 10,23%. EE. UU, en el mismo lapso, solo en tres años tuvo superávit o sea en un 6%. En países con los que suele Argentina compararse como Australia, en un período de 28 años (1988-2016), hubo 10 años de superávit sobre 28, o sea un 36% de los años.   En Nueva Zelanda, en un período de 31 años (1985-2016) hubo superávit en 14 años, o sea en el 45 % de ese período. En Canadá, en 36 años (1980-2016), el superávit se redujo a solo 11 años, o sea apenas 31%.

2.                 “Estamos dejando atrás los desastres de los últimos 70 años.” Esta explicación, el antiperonismo lo usa como bandera centrando un país imaginario, inmensamente feliz anterior a 1943. Falso y tendencioso: las políticas peronistas históricas se aplicaron desde 1946, sólo 26   años conforme al siguiente detalle: 9 años de 1946 a 1955, 3 años de 1973 a 1976 y 14 años en el gobierno de Rodríguez Saá, Duhalde y el kirchnerismo. En cambio, el antiperonismo, el no peronismo y el neoliberalismo gobernó casi tres años de Revolución Fusiladora, 15 años que van desde 1958 a 1973, gobiernos de Frondizi, Guido, Illia, Revolución Argentina, 7 años de dictadura establishment militar, 18 años que transcurren desde 1983 al 2001, y 3 años de gobierno del macrismo. Sobre 72 años 46 años (63%) gobernaron gobiernos no peronistas y 26 años (37%) gobiernos peronistas. Se incluye a Menem entre los no peronistas por haber suscripto políticas neoliberales. Con el agravante que las tres dictaduras se justificaron en la demolición del modelo peronista y el menemismo y el macrismo intentaron e intentan hacer lo mismo con otros métodos. El economista Diego Rubinzal que acaba de publicar una historia económica y política de la Argentina en 4 tomos: “Creo que no es algo dicho al pasar, sino que realmente ellos planean como el origen de la decadencia argentina el modelo industrial, con una idea mítica acerca de las ventajas de lo que fue el modelo agroexportador…Es falso que llevamos 70 años de decadencia. La dictadura cortó el desarrollo…”

 Este cuadro de crecimiento e inflación entre 1946 y 2018 demuestra numéricamente la falacia, tomando un trabajo de Manuel Álvarez Agis

Enciclopedia de zonceras

3. “Recibimos una pesada herencia que nos conducía a Venezuela.” Falso: había variables desalineadas como la inflación, los precios relativos, las tarifas, el acceso al mercado financiero, el déficit energético y el valor del dólar. Nada comparable con las herencias recibidas por Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde y Kirchner. Fue la mejor herencia que un gobierno recibió de otro en democracia. Baja desocupación, alto consumo, bajo endeudamiento, ampliación de derechos, mejoramiento en la distribución del ingreso, incluso un último año con crecimiento del PBI.

4. “Estábamos aislados del mundo” Aseveración relativa: Argentina tenía muy buena relación con gobiernos similares en América Latina, con China, e integraba el G20. No se tenía relaciones aceitadas ni con EE. UU y países dominantes de la Comunidad Económica Europea por intereses económicos conflictivos y por el problema con los Fondos Buitres.  No era un gobierno celebrado por el capitalismo financiero y su sistema de depredación.

5. “Necesitamos abrirnos al mundo para que lleguen los capitales” El país se endeudó durante el macrismo hasta agosto del 2018 por más de 100.000 millones de dólares y la fuga asciende en el mismo período por 52.126 millones de dólares. Lo mismo que en la corrida cambiaria, la lógica oficialista es extraña: si fuera médico y un paciente llegara con una hemorragia, antes que parar la misma cree que la solución es hacer indefinidamente transfusiones. Si fueran plomeros y se encontraran con una perdida en un caño, en lugar de cerrar la llave de paso y reparar la avería, se endeudaría comprando baldes para desagotar indefinidamente lo inundado. Aquí cabe aquella expresión de los mejicanos con relación a los EE. UU: “No necesitamos que nos den una mano, sino que nos saquen las manos de encima”.

6. “Con nosotros recuperará la confianza y habrá una lluvia de inversiones”  Las inversiones de capital del gobierno más promercado son inferiores a la del gobierno estigmatizado como populista. Así la Inversión Extranjera Directa, en 2017 sumaron US$ 8.300 millones contra los US$ 9.577 millones registrados en 2015.                              

7. “El Fondo Monetario Internacional ha cambiado” Es fácil saber que el Fondo Monetario es prestamista y al mismo tiempo auditor en representación de los acreedores. Hay que recordar nuestra dolorosa experiencia con presuntamente “el otro Fondo”. Con “el actual Fondo”, está ahí la devastación griega siguiendo las imposiciones del organismo internacional. Según el New York Times: “Tras ocho años, Grecia cerró su etapa bajo la tutela del FMI, un tercio de la población bajo la línea de pobreza, salarios 20% más bajos, el fin de las paritarias y despidos flexibles”. A eso se puede agregar: 500.000 emigrados, 5% de la población que equivaldría en nuestro país conforme a la cantidad de habitantes, a dos millones de argentinos que su salida fuera Ezeiza, una reducción de las jubilaciones del 40%.

8. “Nosotros somos la nueva política” Tienen todos los vicios que se le atribuyen despectivamente a la política tradicional. Lo envuelven con un excelente envase publicitario.

9. “Es el mejor equipo de los últimos cincuenta años”

Si fuera por los resultados, este equipo gana como profesionales y juega como amateur

Si fuera por su capacidad de pronosticar el futuro estarían desocupados.

El presupuesto 2018 se confeccionó con una inflación estimada del 10 % y 48 horas después se aumentó un 50% llevándolo al 15%. Finalmente rondará el 45%

El dólar se estimó para el 31 -12-2018 en $19 y en septiembre supera los $40

Se pronosticó un crecimiento del 3,5% y ahora se estima una caída del 3%

Se calculó un incremento del consumo del 3,3% y la caída será aproximadamente la misma cifra

10. “Íbamos muy bien y de pronto pasaron cosas”

Es una crisis autoinfligida. A las “tormentas externas”, expresión falaz que permite atribuir el problema afuera, pueden adjudicarse un 10%, generosamente un 15% de la crisis. El 85% o 90% restante es fruto directo de las tropelías económicas perpetradas

11. “Ahora hay que pagar la fiesta”

Es una de las aseveraciones que más ideología discriminatoria contiene

El populismo tiene la virtud de distribuir de arriba hacia abajo, mientras el neoliberalismo considera racional distribuir de abajo hacia arriba. La ampliación de derechos, el acceso a la educación, la salud y la vivienda, la adquisición de elementos que hacen la vida cotidiana más cómoda, la posibilidad de disfrutar del descanso por parte de los sectores que se encuentran en la base de la pirámide social, los sectores medios y altos los consideran una fiesta que los gobiernos neoliberales consideran inadmisibles. Un ejemplo cercano son las retenciones a la exportación, tomada a regañadientes por el gobierno y que el presidente le ha pedido mil disculpas al sector agroexportador, cosa que no ha hecho con empleados, obreros, jubilados, beneficiario de la asignación universal por hijos, veteranos de Malvinas.  Al fijar una retención de $4 por dólar exportado, aproximadamente un 10%, aparte que no fomenta la liquidación de las exportaciones sino que obra en forma contraria, porque al devaluarse el peso disminuye la incidencia de la retención y al liquidarse finalmente aumenta la cantidad de pesos recibidos por cada dólar. Pero la paradoja más notable es que los que cobran en dólares pagan la retención en pesos y los que cobran en pesos se les actualiza las tarifas, el combustible, el transporte por el dólar.     

La lista es interminable y sólo se hace una enumeración enunciativa   

ENCICLOPEDIA DE ZONCERAS VERBALES

No alcanza con una destrucción sistemática en función de la restauración conservadora. El ajuste es tan perverso que afecta desde la comida de los chicos en las escuelas, la leche de los merenderos, las vacunas, los subsidios para discapacitados, el estrangulamiento del INVAP, pasando por el intento de desguace del astillero Río Santiago, la supresión de programas  sociales, la demolición de la salud pública del que el Hospital Posadas es un ejemplo, el ahorcamiento del CONICET, el desmantelamiento del INTA, del INTI, del Senasa, hasta el arrinconamiento de la CNEA, el cierre de miles de Pymes industriales y comercios, el desmanejo económico que iluminó la corrida cambiaria, el endeudamiento astronómico, la recesión que avanza a paso redoblado, con el riesgo país por las nubes, el dólar convertido en un brioso corcel y las tasas de interés astronómicas que impiden cualquier actividad productiva, pero no evitan hasta ahora frenar a la moneda norteamericana aunque sea enfriando a temperatura freezer la actividad económica.  

Sobre todo esto, el gobierno perpetra un bullying verbal. Así impúdicamente el presidente del Banco Central, el mesadinerista Luis Caputo expresó: “La crisis cambiaria es lo mejor que nos pudo haber pasado", “... Recurrir al FMI fue lo mejor que podíamos haber hecho”

El presidente a su vez atribuyendo la crisis exclusivamente a hechos meteorológicos, afirmó: “Estamos yendo hacia el futuro, hacia un futuro mejor para todos los argentinos”. Aunque ante este cuadro de situación, una especie de Guernica de Picasso, la boutade de María Eugenia Vidal está más cercana a la realidad: “Cambiamos futuro por pasado”

Y créase o no Mauricio Macri afirmó, con su rostro pétreo y sin ponerse colorado: “Sin Cambiemos en el gobierno, esta tormenta hubiese destruido hasta el último cimiento de la Argentina, como pasó hace 17 años”

El certero y profundo Arturo Jauretche escribió su memorable “Manual de zonceras argentinas” en 1968. Cincuenta años después, ya no alcanza un manual, es necesario una enciclopedia.

Mientras que el Fondo Monetario envía sus revisiones periódicas para analizar si se cumplen sus exigencias, y Cristian Lagarde pone a su mandadero Roberto Cardarelli para que le tome examen de coloniaje al mejor equipo de los últimos cincuenta años, en EE. UU analizan la dolarización de la Argentina. 

Estoy seguro qué desde muy lejos, Don Arturo no lo puede creer. Y alcanzo a visualizar su sonrisa pícara cuando se le informa que en EE.UU, la organización Atlantic Council ha premiado al presidente argentino Mauricio Macri por “su dedicación incansable y desinteresada con su país y su gente”  

*Publicado en la Tecla Ñ