Desde hace varios años la marcha del ocho de marzo, día de lucha de las mujeres por la igualdad de derechos y oportunidades y en contra de la violencia machista, es una cita obligada, pero por cuestiones de destino esta vez me tocó vivirla pero a muchos kilómetros de mi casa: en Madrid.

El subte nos dejó cerca de Atocha y este grupito de cuatro personas: tres argentinos y una española comenzó a caminar rumbo al encuentro. La marea acá es violeta y no verde como en Argentina. Es que en España la interrupción voluntaria del embarazo o aborto inducido entró en vigor el 5 de julio de 2010 y permite realizar esta práctica durante las primeras 14 semanas del embarazo. 

La marcha bastante menos potente que la de Buenos Aires sin embargo demostraba una fuerza y una fuerte impronta en las premisas. Salió de Atocha rumbo a Plaza España y se calculó un total de 120 mil manifestantes. “Sola, borracha, quiero volver a casa”, “sigo flipando por tener que protestar por esta puta mierda”, “mi corona, tu virus”, “amor=igualdad”, “no me silbes no soy un perro”, “tolerar el machismo es machismo”, “intentaron enterrarnos pero sin saber que eramos semillas” fueron solo alguna de las pancartas.

Los asistentes eran muy heterogéneos mucha presencia de varones y mujeres de todas las edades. También hubo fuerte críticas a la derecha española. El color violeta protagonista de la marcha representa la lucha feminista y el #Niunamenos. Es que en España solo en marzo se registraron 24 feminicidios. La última mujer fallecida a manos de un hombre fue Mónica Espinola Nevado de 37 años en Valencia y murió asesinada de un disparo en la cabeza. Desde 2010 Geofeminicidio empezó a documentar los feminicidios y registraron desde entonces 1109 mujeres asesinadas por hombres.

Pero la discriminación laboral también es un item que preocupa a las españolas. El 42% de las mujeres inactivas de 20 a 64 años está dedicada a tareas de cuidados, frente a un 5,1% de hombres, según Eurotat en base a información del 2018. El Instituto Nacional de Estadística de 2017 documentó que la brecha salarial entre los varones y las mujeres españolas es del 21,9%. También las mujeres son las destinatarias de la mayoría del trabajo parcial.

El machismo se salta límites nacionales. Es un sistema de funcionamiento que afectó y afecta a millones de mujeres en todas partes del mundo. La violencia machista asesina sin respiro. Somete, agrede, y deslegitima. Hace creer al hombre que la mujer es su propiedad. Las obliga a cumplir roles de cuidado, las obliga a ser menos que los hombres, a ganar menos, a sentirse menos. 

El Patriarcavirus en España

Los hombres no solo tienen que aliarse a las mujeres además tienen que empezar a intervenir en sus propios grupos de amigos, cuestionar la masculinidad, interceder cuando vean y sientan que un varón está vulnerando la intimidad de una mujer o la está menospreciando solamente por ser del género femenino. Esta sociedad tiene que empezar a criar hombres que respeten a las mujeres, y mujeres que se respeten y valoren a si mismas independientemente de la mirada masculina.

“Sigo flipando por tener que protestar por esta puta mierda” dicen en España y es un grito que llega a todas partes del mundo.