¿Qué es el amor? ¿Y el odio? Según Freud, ambas pulsiones están incluidas dentro de todos los ciudadanos de este planeta. El Partido Radical fue desde la creación del Justicialismo en 1945 su peor enemigo, a pesar de los intentos del fundador J. D. Perón de acordar en diversos momentos históricos. Es que sus políticas han sido opuestas: aquél ha defendido siempre a los Dueños del Poder, mientras que el peronismo defendió a los pobres e ignorados, a las clases más postergadas. Por ello, cuando para su última presidencia Perón le ofreció el cargo de Vicepresidente a su adversario Ricardo Balbín, éste se negó.

Después, a la muerte de Perón, hizo un discurso elocuente en el que lo trató de “amigo”, al tiempo que preparaba la caída de ese gobierno unido a los militares, sus “históricos” amigos, según dijo el dictador Jorge R. Videla a revista “Cambio 16”.

En los tres meses restantes de 2021, hay que pagarle a varios acreedores 4.200 millones de dólares. Macri llevó el 24 o 26 % (según Celac o Indec) de inflación de 2015, al 53,8 % en 2019. La más alta desde 1991. Entre enero de 2016 y diciembre 2019 su gobierno sumó una inflación del 297 %. Y devaluó 500 % la moneda, aumentando alimentos y medicamentos sin cesar.

Los políticos sólo quieren cargos, no importa dónde. En 2021 Federico Storani, Vicepresidente segundo del Partido Radical está oculto de la política, pero aún marginado tiene un cargo.

Decía ser progresista y a ocho días de ser nombrado Ministro  del Interior en 1999 al subir al gobierno Fernando de la Rúa, reprimió a balazos el desalojo del puente que separa el Chaco de Corrientes, cortado por empleados del Estado para cobrar salarios adeudados. Hubo 2 muertos y 50 heridos o quizá más.

Fue acusado de sobornos, porque el P. Radical del presidente De la Rúa se supone pagó 5 millones de dólares a senadores, para aprobar despidos, con la Ley de Flexibilización Laboral.  Senadores de ambos partidos: algunos juraban ser peronistas.

En 2002 lo acusaron de espiar con la policía a los opositores  (es notable el ansia de espionaje que tienen radicales y Macri), de supuesto incumplimiento de los deberes de un funcionario público y de la malversación de fondos. Y meses después, de la destrucción de documentos implicando a A. de La Rúa, hijo del presidente, en la compra irregular de propiedades, del que sería luego pareja por 10 años de la famosa cantante Shakira.

Político hábil en las sombras, acaba de decir que el gobierno de Alberto Fernández está al caer. ¿Su deseo o el del partido?

Sin lógica alguna, pues su jefe Raúl Alfonsín, afirmó en 2000: jamás un Radical se unirá a la derecha: “El límite es Macri”. Pero, cuando el votante les dio la espalda, se unieron a Macri.

El gobierno derrota la Pandemia pero la gente olvida y perdió la reciente PASO. ¿Por qué? La Desigualdad fragmenta a esta sociedad. Nos sacan esto, lo otro, y por esa “causa” surge una “consecuencia”: algunos salen a la calle, cortan una ruta y los que tienen auto se molestan. No hay que olvidar entonces que los cortes nacieron siempre de la arbitraria falta de derechos.

Storani lo respondió a balazos, sin memorar que si el Estado me los saca y no ayuda, es justo que salga a protestar y exija cumplir con el art. 14 de la Constitución: tengo derecho a la vida, a la libertad, la propiedad, a comer, a tener un techo.

Los neoliberales creen que, porque tienen un auto nadie debe cortarles una calle; son incultos, ególatras: su paradigma es el aullido del mercado. Anhelan ser oligarcas o plutócratas, y ni por solidaridad (o no perder lo propio) les preocupan el otro.

Dijo Benito Juárez, el presidente indio liberador de México: “La libertad es el respeto a los derechos ajenos”. Se oyó en las Paso candidatos que pretenden despedir empleados públicos, o poner presa gente que al quejarse, corta el tráfico. Y aún sin haber ganado, Vidal quiere presidir la Cámara de Diputados.

La elección definitiva está fijada para el día 14 de noviembre. ¿Si ganan intentarán un gobierno de transición para poner a CFK presa, como solicita el Poder Real? Dependerá de AF, el profesor socialdemócrata sin reacción 48 horas tras perder; ni pensó en el actual 49 % de pobres y 9 % de indigentes, o que la jubilación mínima es baja pues hay un 45 % de empleados “en negro”; no aportan para ellos ni para los demás. Y habla soberbio de MI pueblo. Lo que no dijeron Perón al despedirse (“llevo la palabra DEL pueblo”) ni CFK: “Nuestro proyecto”.

Era lógico un P. Radical pegado a la ultraderecha Cambiemos para las elecciones de 2019, y volvió a hacerlo para 2021-23. Lamentablemente, el partido que gobierna hasta 2023, Frente de Todos, cayó en el error usual del P. Radical; y se redujo el déficit fiscal con ajuste fiscal, para negociar 19 mil millones de dólares de 44 mil que pidió Macri al FMI para pagar deuda y fugarlos; el Frente no dio a 9 millones bajo la línea de pobreza  lo esencial que precisan: hay 50 % sin trabajo y la Pandemia encima. Escribí en junio: el 2, 1 % del PIB subejecutado, 880 mil millones de pesos, debe ir al pueblo en 4 meses. Y ganar.

¿Por qué? La sociedad cambió en los últimos sesenta años. Y nuevas leyes que las mujeres (ver nota “El libre albedrío de la mujer” sobre el derecho al aborto en todo el mundo) desean, se unen a nuevos derechos de los ciudadanos: el matrimonio igualitario; la ley de Identidad de Género; “no binario”, idea argentina con la que estoy en desacuerdo pero respeto: quien 

no se siente hombre ni mujer, usa pronombres neutros, “elle”; mi generación no lo avala pues el lenguaje, escribí hace ya 25 años en los cuentos de “Matanzas y melancolía”, es útil para que uno seleccione la realidad, y así el lenguaje del pueblo –un pueblo marginado hecho habla- es un personaje más del libro.

Si bien el escritor nace dentro de su tradición literaria- quizá Cervantes, Lope, Calderón, Arlt, Borges -, podría ser creador de nuevas tradiciones desarrollándose contra ella. Sin buscar cambiar el idioma. Si el “no binario” no se percibe hombre ni mujer, por ello no debería variar el lenguaje, diría Humboldt. Claro que cada uno es dueño de escoger y soñar lo que quiere.

Entre 1881 y 1914 emigraron a la Argentina cuatro millones de europeos, y 2 millones de ellos eran italianos. Accedían a la educación, pero no a otros tibios derechos iniciados en Europa a fines del siglo XIX. Aquí, los anarquistas italianos fueron en los ´20 perseguidos por el P. Radical, como S. Di Giovanni, el idealista, periodista, tipógrafo y poeta emigrado, conocido por su lucha contra el fascismo y su campaña de apoyo a Sacco y Vanzetti, culpados y ejecutados (1927, EE.UU.) de un crimen del cual eran inocentes. Sólo hace 30 años lo admitió EE.UU.

La codicia de las corporaciones es dejar la riqueza en manos de pocos. El economista David Ricardo, señaló hace dos siglos que el trabajador sólo debe ganar lo necesario para “subsistir y perpetuar su raza”. Un reaseguro de que volverá al otro día.

En 1916, tras negociarlas con el presidente R. Sáenz Peña, se celebraron las primeras elecciones libres, secretas e inclusive obligatorias para los ciudadanos varones, y se inició, tras 40 años de gobiernos conservadores, el ciclo de tres gobiernos del Partido Radical: 1916-22 con Hipólito Yrigoyen y 1922-28 con Marcelo T. de Alvear; ambos con el apoyo de la clase media al poder político pues mejoró su nivel de vida, que entre 1928-30  decayó por la crisis mundial de 1929 y su Depresión. Yrigoyen  gobernaba y lo hicieron responsable los medios de la Derecha.

 Previamente, Yrigoyen fue el responsable mediato de graves hechos sangrientos: la represión de la Semana Trágica (enero de 1919) contra los metalúrgicos de la fábrica Talleres Vasena que dejó 1365 obreros muertos, entre ellos 179 cadáveres de “rusos judíos”, como informó a su país el embajador de EE. UU., ya que se llamaba aquí “rusos” a los judíos. Y en el Sur del país, la Patagonia Rebelde, otra dura represión militar en el territorio de la provincia de Santa Cruz, entre 1920 y 1921.

Al bajar el precio de la lana tras finalizar la Primera Guerra, los estancieros decidieron despedir a muchos obreros, algunos extranjeros, y redujeron las condiciones laborales. Surgieron duras huelgas, y al intervenir varias organizaciones sindicales anarquistas que invitaron a obreros a sindicalizarse, fuerzas paramilitares y la Liga Patriótica acudieron a H. Yrigoyen.

La Liga Patriótica estaba integrada por diversos grupos de la derecha, algunos fascistas, y a partir de llegar al poder Hitler en 1933, por nazis de la colonia alemana, que harían actos en el Luna Park proclamando su antisemitismo. Convirtieron en rutina algunos breves atentados típicos de un país antisemita.

Yrigoyen envió al Sur al Ejército para “normalizar” disputas en 1921 con el coronel H. B. Varela. Cuando toda negociación fracasó, éste no dudó y reprimió sin piedad, lo cual arrojaría 5 policías y 2 soldados muertos, frente a un número impreciso, casi 1.500 de obreros asesinados. Esto la sociedad lo ignoraba.

Un grupo de militares corporativistas, netos admiradores del dictador B. Mussolini, aprovecharon las intervenciones de H. Yrigoyen a las provincias, y cierta corrupción relatada por el escritor Roberto Arlt en “La coima”: (“Diosa protectora de todos los comisarios que entran flacos y salen gordos, de todos los magistrados que taponan sus oídos para no oír los alaridos de la justicia”) para asustar con el crack mundial de la Bolsa de 1929, que trajo inflación, la baja del poder adquisitivo del salario y menor gasto público. E hicieron caer el nivel de vida.

La prensa (los diarios Crítica, El Mundo y El comercio, donde escribía R. Arlt) abusó, lo marcó como corrupto. Se desplazó con ese primer golpe militar (1930) a Yrigoyen. En el planeta, la Depresión; aquí se iniciaba la Década Infame. Al coronel B. Varela lo mató, tras un árbol, un joven anarquista. Yrigoyen,  fue acusado de delitos. Pocos recuerdan que detenido, juzgado y puesto preso. Después se comprobó que no era corrupto. Y surgió la Teoría Judicial que luego avalaría golpes de Estado.

Di Giovanni no sólo fue hombre de ideas; también de acción: intervino en atentados con bombas, y si bien no había pena de muerte y tuvo un defensor oficial (el teniente J. C. Franco) fue fusilado en la primera dictadura del país por José F. Uriburu en febrero de 1931: tenía 30 años. Escribió antes de morir: “A la vida es necesario brindarle la rebelión del brazo y la mente. Enfrenté a esta sociedad con sus mismas armas, sin inclinar la cabeza, por esto me consideran, y soy, un hombre peligroso”. A J. C. Franco, defenderlo le costó la baja, la cárcel, el destierro.

 Había asumido a dedo el general José F. Uriburu, al que tras su fracaso, siguió una alianza titulada “Concordancia”: entre el Partido Conservador, el Partido Radical (afirma siempre ser democrático, nunca lo fue) y el Partido Socialista. Esta alianza espuria gobernó entre 1932 y 1943 con 3 presidentes electos a dedo y Fraude Patriótico. El general Agustín Justo (1932-38), caracterizado por la represión popular y actos de corrupción en favor de las empresas británicas; Roberto M. Ortiz (1938-40) y Ramón Castillo (1940-43) quien tras morir Ortiz, debió completar su período. Otro escándalo ya olvidado fue el Pacto Roca-Runciman con el Reino Unido en 1933. Recordémoslo.

 Los británicos adoptaron desde 1932 medidas para favorecer la importación llegada de sus colonias y dominios. No dieron preferencia a la Argentina. Por el contrario, bajaron su cupo a cambio de cuantiosas concesiones a las empresas británicas, y negociados que expuso el senador Lisandro de la Torre, ya apodado Fiscal de la Patria, en el duro “debate de las carnes”.

En él, el senador Enzo Bordabehere fue asesinado (3 tiros) en el Senado de la Nación. Ese Pacto preveía que el 85 % de todas las exportaciones las realizarían los frigoríficos británicos; no se regularían las tarifas de los ferrocarriles (ingleses hasta que los nacionalizó Perón en 1946); no se fijarían derechos en las aduanas sobre el carbón; tendrían un tratamiento especial las empresas británicas con inversiones en el país, y se reducirían los precios de la exportación. Dado ese escándalo, G. Bretaña fingió denunciar unilateral el Pacto en 1936, y para arribar a un acuerdo Argentina firmó otro tratado, Malbrán-Eden, que fijó fuertes aranceles a la importación de carnes argentinas. En suma: el país salía castigado al tratar con los extranjeros.

En 1932 el número de desocupados era de 334.000 obreros y el salario (que llegó a $ 130 en 1929) bajó a $ 105. Por la crisis de Wall Street, el hambre se extendió en aquella Década Infame.

 El Banco Central (no existía el Banco de la Nación) se fundó, controlado por la Banca extranjera, en la década de 1930, con la entrega del país a los monopolios extranjeros. Recordemos al Director del Banco Central, M. Redrado, en 2010. Avalado por la banca extranjera, se opuso a pagar deuda externa con las reservas, aduciendo que era un “organismo independiente del país”. Luego se negó a renunciar, lo cual finalmente hizo.

 En 1933 se sancionó la ley 11.723, que otorgó a trabajadores del sector comercial indemnizaciones y vacaciones pagas. En 1935, las empresas extranjeras representaban el 50 % de la producción del país, y el restante era cubierto por medianas y pequeñas empresas nacionales. Entre 1936-43, la población rural que se trasladó migrando a la ciudad de Buenos Aires, pasó de 8.000 a 72.000 personas, una cantidad considerable.

No fue Perón, como lo vituperó la derecha, quien trajo a los “cabecitas negras” a la Capital. Fue la carencia de mejores empleos ante la esclavitud sufrida en el interior. Y proveer de trabajadores a fábricas, supliendo a inmigrantes extranjeros.

Las huelgas, a causa de la falta de empleo, llegaron a su punto más bajo en 1934 por la represión a paros, si bien en algunos gremios (bancarios, etc) la jornada laboral se redujo de 48 a 44 horas por el “sábado inglés” (medio día). Eran empleados de oficinas, llamados de “cuello duro”. Pero la arbitrariedad de la patronal fijaba condiciones laborales y nulos aumentos. 

Amargamente, en 1937 el 60 % de las familias obreras en la ciudad de Buenos Aires vivía en una sola pieza, generalmente de un conventillo (lo cual generó piezas del teatro ya tituladas “grotesco”, provenientes del estilo italiano), con la carencia de condiciones esenciales: el 62 % no tenía baño exclusivo; el 38 % agua caliente y el 20 % ni siquiera la cocina independiente. 

En el gobierno de Perón, el decreto 1740 de 1945 generalizó el derecho a gozar de vacaciones pagas a trabajadores de todos los sectores. Antes, creó en el año 1944 los primeros tribunales del trabajo. Y en 1945, con el decreto 33.302, se consagraron por primera vez Estabilidad en el Empleo, el Salario mínimo y Vital y el Sueldo anual complementario (aguinaldo) tras una dura lucha de meses contra la U.I.A. y los dirigentes agrarios.

Similar al P. Radical, el Partido Socialista odia al peronismo. Apoyaba con la derecha a la Unión Democrática (dirigida por EE.UU.) que enfrentó a Perón en 1946, y cuando éste cayó en 1955, fue ferviente adherente de la Dictadura de Aramburu, calificando obviamente como “tiranía” al gobierno caído de Perón. Sus dirigentes, entre ellos Américo Ghioldi, siempre apoyaron a los gobiernos militares y a sus golpes de Estado. Y su hermano Rodolfo, socialista hasta 1918, pasó al comunismo y apoyó al Proceso de 1976 porque vendía granos a la U.R.S.S.

Socialistas dicen que no gobernaron y es falso: en ese período mencionado de la “Concordancia” (1930-43) compartieron el poder 13 años. Pero salvo la ley de 8 horas de trabajo (que no se aplicó en todo el país: los peones del campo trabajaban 13  horas por un mísero salario de 10 pesos, sus hijos trabajaban gratis y no iban a la escuela) y una ley de vacaciones para los empleados de comercio, nada hicieron a favor de los obreros.

Ejerció Ramón Castillo un gobierno autoritario, dado lo cual era respetado por la derecha nacionalista; disolvió el Consejo Deliberante de Buenos Aires ante denuncias de corrupción. Y fue cesado por el célebre golpe militar del 4 de junio de 1943.

Motivo: se verificó que Castillo preparaba un fraude electoral de proporciones, e imponer como presidente al aristocrático R. Patrón Costas. El golpe lo resolvieron apenas un día antes los generales Pedro Ramírez (a quien el radicalismo le ofreció la candidatura a presidente) y Arturo Rawson, quien deseaba serlo. Contrariamente a lo que algunos historiadores afirman, no intervinieron el general Edelmiro J. Farrel ni el ya coronel Juan D. Perón. Pero serían los conductores de esa Revolución.

 Razón del golpe fue el titulado “Plan de Acción Económica”, presentado al Congreso por Federico Pinedo para fortalecer la incipiente industria argentina y así sustituir importaciones. Lo paralizaron en el Congreso por las presiones de las empresas extranjeras y argentinas que dominaban casi todos los rubros. Se obligó a renunciar a Castillo. Asumió el general Arturo Rawson (duró 3 días) con el apoyo de la oposición (salvo el P. Comunista) y de las embajadas de Gran Bretaña y de EE. UU.

Ambas deseaban que el país abandonara su neutralidad en la Segunda Guerra. No ocurrió, dada la oposición de E. Farrell y Perón, hasta 1945. El embajador inglés, David Kelly, escribió que el nuestro era “un país inmigrante sin cohesión social”; y agregó: “El poder está constituido por los grandes estancieros y abogados de las empresas”. Como hoy, al ver relaciones de dos presidentes de la C. S. de Justicia, nombrados a dedo. Quizás dirijan el país. Lo tanteó la C. Suprema el 12 octubre de 1945. Luego vino el aluvión obrero el 17 de octubre de 1945, y con la elección de febrero de 1946, llegó a presidente Juan D. Perón.  

La Iglesia se unió a la Unión Democrática del embajador de  EE.UU. Spruille Braden, al Partido Radical y a las izquierdas, opuestas al Justicialismo de Perón. Tildado de ser fascista, las masas no creyeron esto. En efecto, el fascismo de Mussolini se basó en su unión con el Rey y con la aristocracia, mientras el Justicialismo de Perón nació por su unión con la clase obrera (escribió las “Veinte verdades”) y su rechazo a la oligarquía y a los terratenientes, pues 620 familias poseían (y poseen) el 61 % de la tierra cultivable. Pagaban salarios bajos ($ 10) para evitar que los hijos de sus peones fuesen a la escuela primaria. 

Pero también, en la década del ´40 (renovadora del tango y su época más gloriosa) se rompió el equilibrio conservador y se  logró una mayor participación de las masas en las decisiones.

El coronel Juan Domingo Perón fue el primero en dar voz y luz a los que tituló “descamisados” (como en la R. Francesa)       e inició algo inusual: puso en la dista de diputados a 35 obreros. Exceptuando más tarde a Ubaldini, nunca más hubo un obrero diputado; en 9 años amplió los derechos laborales como nunca se vio en el planeta: ejemplo, la indemnización tras el despido, que hoy busca eliminar el macrismo a pedido de M. Lousteau.

Y la incorporación de la mujer mediante el voto femenino que Eva Perón instó en 1947 ante burlas machistas de damas de la alta sociedad; ignoraban que en G. Bretaña regía desde 1929.

Soberanía política, Independencia económica y Justicia social. Además de estas famosas y aplaudidas Tres Banderas, ¿qué fue el peronismo? Una Revolución basada en el tiempo y no en la sangre. Así la definió su Conductor. Nutrida de la lucha de clases contra la aristocracia y sus aliados financieros, y de una construcción colectiva con intervención popular, en especial de la clase obrera. Era la rebelión contra aquella desigualdad interna implantada por la oligarquía ganadera, y a someterse a un país extranjero, pues (como se dijo y lo refrendaron en la Cámara de los Lores los ingleses) éramos una de sus Colonias.

La sangre la pusieron años los dueños del poder al caer Perón. Él dijo: “Voy a manejar los puertos y la mercadería”. Alquiló naves mientras construía nuestra Flota Mercante del Estado.  Y realizó hitos: la nacionalización de los depósitos bancarios, y terminar el Banco de la Nación, para orientar el crédito hacia industrializar el país; o en 1948 la gratuidad de la enseñanza universitaria y también Secundaria y la nacionalización de los  grandes recursos naturales, con la prohibición de enajenarlos (según el art. 40) de nuestra más progresista Constitución, la de 1949, que proclamaría los derechos de la niñez y la ancianidad.

Por sus avances, tras el Golpe de 1955, un decreto la derogó. Ningún gobierno posterior (aún los elegidos) buscó reponerla.

Otro ejemplo nítido es esta Pandemia desde 2020, la Covid-19, que lleva a morir a millones. Al vencer Perón en 1946, envió al Secretario de Salud, Ramón Carrillo (genial neurocirujano, nació pobre, mantuvo a 10 hermanos y murió en el exilio a los 50 años, difamado) a recorrer el país. Diagnosticó: un tercio estaba “desnutrido”. Estratega en salud pública, en 1949 creó el Ministerio de Salud y en 8 años 234 hospitales y policlínicos.

Antes construyó, combinado con la Fundación Eva Perón, 21 hospitales con 22 mil camas entre 1946-51. La población era en 1947 de sólo 15 millones, y en 1955 de 18. Aún no existía el nido de negocios actual (las prepagas privadas) y envió trenes sanitarios a las provincias para curar en sitios remotos de las provincias. Carrillo disminuyó la tuberculosis; y el paludismo pasó de 300 mil casos en 1946 a 137 en 1950; también desterró la sífilis, el tifus, etc. Reconocido como creador de la medicina social, sus principios constituyeron la base de la Organización Mundial de la Salud al declararla el derecho inalienable de los pueblos; y obliga a los Estados a garantizarla. Pocos lo hacen.

Ramón Carrillo dijo: “Frente a las enfermedades que generan la miseria, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causa de una enfermedad, son pobres causas”. Bajó a la mitad la mortalidad infantil y más, el dengue; a los niños aplicó 8 vacunas; cesó la fiebre amarilla y desde 1948 le hizo gratis a todo joven deportista, los análisis y radiografías.

La Pandemia de 2020 desnudó que, para actuales 45 millones de habitantes, la Nación tenía sólo 8.000 camas en hospitales y 2.000 en privadas en la CABA (Buenos Aires y Pcia., para 20 millones) y 60 mil en todo el país, para el resto de 25 millones. Carrillo las duplicó: de 66 mil a 132 mil. ¿Dónde están ahora?

Perón realizó en 9 años, 76 mil obras públicas, 70 mil de ellas en el interior del país. Y dejó una memoria histórica. Además de instalar el aguinaldo, vacaciones pagas y la indemnización por despido, edificó un millón de viviendas y nacionalizar los depósitos evitó la fuga de divisas, medida aún revolucionaria; luego ningún gobierno la restableció. Redistribuir los ingresos le ganó el mote “demagogo” para lograr votos de la mayoría.

Según los griegos, demagogo es quien apela al marketing y a la desinformación, y dictador quien se justifica y usa falacias, para lograr el poder. Perón no necesitaba hacerlo, ya lo tenía. Afin al marketing fue el gobierno previo. Adictos a fake news sus herederos nunca dejan de usarlas para engañar al pueblo.

La soberanía alimentaria conseguida por su gobierno con el I.A.P.I. y sus dos Planes Quinquenales, fue sublime. Incluía a migrantes internos y externos denigrados como “los negros”, y su educación al haber creado 8.200 escuelas en sólo 8 años. Los europeos escribían en 1950 que Argentina era la novena potencia mundial y nuestro nivel de vida, igual al de Francia.

El “Derecho colectivo del trabajo” se logró con la Ley 14.250  de 1953; la Ley de más trascendencia en materia de derechos individuales surgió al retornar Perón al gobierno por tercera vez en 1973 (gobernó 10 meses antes de morir) y sancionar la Ley 20.744 de 1974 del Contrato de Trabajo que, con algunas reformas (unas positivas y otras negativas) continúa vigente.  

Entre 1946-55 el país mejoró el 280 % a la Marina Mercante. Al ser los peajes muy bajos, el Estado compraba las cosechas con la Junta Nacional de Granos, las exportaba con el I.A.P.I. y buques de la Flota. Con el resto de los beneficios, agrandó la industrialización. En 1955 la Flota era una de las más grandes del planeta y creció el traslado de pasajeros: de 2 millones en 1947, a 18 millones en 1951. Más tarde, gobiernos derechistas y las cuatro dictaduras, devastaron esta Flota en medio siglo.

N. Kirchner en su presidencia (2003-2007) forjaría la ley de Ordenamiento Laboral en 2004, regulando rubros de la ley original 20.744 del Contrato de Trabajo: y las cuestiones de inspecciones laborales y del Derecho Colectivo, al establecer que conflictos colectivos con las patronales se resuelvan con las tareas de negociación más favorables para el trabajador.