Hay un discurso fácil, bobo, colonizado, que duda de la disciplina del pueblo, que es la que justamente nos trajo hasta aquí. Hoy, que estamos a fines de abril y lo peor no llegó, y la curva achatada mira aún de reojo al temido pico amenazante del coronavirus. Una conducta notable e inédita que casi encolumnó a los argentinos detrás de un Presidente, incluso a los que no lo votaron y pensaron que odiarían inmediatamente, como a ella.

Bien. Las políticas tomadas en una pandemia mundial son en sí decididas sobre la marcha, de a diez/quince días. Allí se evalúa, lo que sucedió y cómo, se escuchan los reclamos de intendentes y gobernadores, se consulta a ministros, asesores y especialistas, y se decide o no atenderlos, flexibilizarlos. Si se aprueba, no hay otra forma de que no sea una prueba.

¿Suena obvio? Sí, pero hay comunicadores que abrieron sus programas hoy y lo harán mañana con la misma música de tensión, meloneando vivir en un clima que el común de la gente no vive. Y a lo único que ayudan es a poner palos en la rueda de una política, que claro, es prueba y error. No es que no se pueda cuestionar. Claro que sí. Allí están como consecuencia de esos reclamos las decisiones de ablandar por región o rubro las restricciones de esta pandemia.

Ahora bien, ¿qué sigue? No lo van a saber hoy los Novaresio, Feinmann, Nancy, Luis ni los Leucocitos. Lo suyo es acting de preocupación y fundamentos vacíos ¡Porque además las políticas que se tomaron hasta aquí no dan malos resultados y más bien se diferencian notablemente de los países que no las adoptaron! ¿Será que no pueden asimilarlo y mucho menos decir en sus programas que se hacen las cosas mejor que en países como Inglaterra, España, Italia, Estados Unidos? ¿Será que no pueden decir qué intereses protegen esta otra vez? Analizan todo desde su pedestal de clase, imposible convencerlos. Tienen todo acomodado en la estantería que se hicieron del mundo. Son pandemia.

Se repite, solo enmierdan el escenario que ya de por sí es de incertidumbre, de miedo para que el que es población de riesgo, de desesperación para el que no puede laburar, de cagazo para que el trabaja, sale, se arriesga, y teme por los suyos al volver.
Comunican mal. Córranse.