Hay un exceso de oferta de pesos porque el aumento del déficit fiscal para atenuar el daño de la pandemia tuvo que ser financiado con emisión. La única fuente de financiamiento que estaba disponible que dejo “el mejor equipo”,  la herencia de un país sin crédito externo ni interno ni reservas. Hubo un fuerte incremento de la emisión monetaria, pero también se observó un incremento significativo de la demanda de pesos porque el quedarse en casa género un aumento del ahorro ante la incertidumbre, que dio lugar a un fuerte incremento de la monetización. De este modo el exceso de oferta de pesos resultante se terminó volcando a la compra de dólares libres, con el consecuente salto de las brechas y las tensiones cambiarías.

Si se devaluara la inflación se dispararía, el PBI se destruiría como con Celestino Rodrigo y Martínez de Hoz en menos de un año (julio 1975/abril 76); (Malvinas 1982) y (Alfonsín/Menem primera parte1989/90), puede no disminuir la brecha cambiaria ni tampoco disminuir el valor del dólar real.

La recuperación de la recesión iniciada en el segundo trimestre de 2018-alrededor de dos años atrás-debería desafiar las enseñanzas impartidas y difundidas por los egresados y alumnos de las “universidades gueto”, no nos referimos a las The Ivy League o The Ancient Eight, por cierto. Apuntamos a las argentinas que están alejadas de la mayor parte de los grupos sociales y culturales, voluntaria o involuntariamente, experimentando mayor o menor grado de aislamiento. El automatismo de los “mantras” de Chicago que se ha extendido en nuestros días a cualquier círculo general indocumentado.

La versión para consumo impopular del ex presidente es: “muchos se dieron cuenta que con el facilismo, el asado no llegó, estamos peor que en 2019”-sin mencionar la pandemia mundial-. Su Gobierno aseguraba en 2018: “es por ahí”, la recuperación vendría con la reducción del gasto público, aunque la teoría económica establece que reducir el gasto agrava la situación de las economías recesivas. Aquel Gobierno fue demasiado lejos. Así desperdició grandes oportunidades todo el amplio arco conservador-libertario de la Argentina que puso su confianza en las manos equivocadas. La economía que pusieron en recesión en 2016, rebotó en 2017 para ganar las elecciones de medio término y, luego profundizar la recesión 2018-2019, demostrando de manera elocuente que no era “por ahí”.

Ahora que los escándalos relatados en el libro de Santiago O’Donnell: “El hermano” derribaron la prédica de los clérigos de la plutocracia, tenemos la certeza que el enfoque fue útil solo para una pandilla que ha lucrado grande a expensas de la ciudadanía. En este momento en los paseos domingueros contagiosos, la derecha violenta expulsa de la marcha a los libertarios-que votaron a Macri en 2015 y 2017. Han perdido la brújula, los argumentos se han derrumbado y no resisten análisis ni archivos.

El Gobierno de Alberto Fernandez está apremiado para emprender nuevas acciones, archivando pronto todas las de Macri y sus beneficiarios. Ya vimos  que pasa cuando se le cede el papel central a las finanzas en una economía como la Argentina. Lo que fue y sigue siendo bueno para “el Messi de las finanzas” y sus relaciones, es malo para el país. Todos en la Argentina habíamos sido exhortados al “buen juicio” de los financiarizadores y la disciplina PRO mercado que desecharon las lecciones de 1981, 1988 y 2001. Se implementaron nuevamente las mismas políticas, hasta incluyeron los mismos apellidos y actores multilaterales.

Desde 2002 hasta 2015 se demostró que había políticas de producción y trabajo, alternativas para incluir a los diferentes grupos sociales que debían respetarse y se entendió que era precisamente la política la que proporcionaba las soluciones para evaluar, compensar y adoptar las decisiones más convenientes. Entré 2003 y 2015 el PBI en dólares se triplicó, el desempleo cayó a menos de un tercio, la relación deuda/PBI bajó de 170% a 44% mientras se acumularon u$s 55.000 millones en reservas, se cuadruplicaron las exportaciones subsidiando al campo con el precio del gas oil y la compra de dólares para que no caiga el precio del billete verde.

Nuevamente los fianciarizadores que conocían el camino para avanzar desde 1977, sirvieron a otros intereses y el suyo propio. Aun hoy, no dejan de ser un grupo de presión. Los ciudadanos fueron engañados, acosados y el país nuevamente se subordinó al FMI, forzadamente.

Las reverencias ofrendadas al sector financiero internacional en Davos y “mini Davos”-cerrando media CABA y dilapidando dinero público-, supo ser superior a lo practicado en el Este de Manhattan. Con una obsecuencia atrevida y la obsesión de la URSS, Cuba y Venezuela; se lograron los apoyos de Donald Trump y el FMI que intentaron determinar el resultado de las elecciones argentinas  en 2019. Dicho sea de paso, ganar elecciones no es lo de Trump.

La reducción del gasto público y la alucinación inflacionaria, son dos de los mantras del equipo budista, que no deberían resurgir en este momento mundial. Porque el resultado en tiempos de paz fue: recesión, desempleo, pobreza creciente e indigencia.

Lo sentimos mucho, pero desde esta columna no hacemos “periodismo de investigación independiente”. Queremos ayudar a recordar lo que no funcionó, sin que ello solo implique adjudicarle la totalidad de los males al “mejor equipo”, que bien podrían ser meros accidentes atribuibles a individuos desafortunados. Si examinamos las fallas sistémicas y las encontraremos en abundancia, muchas relacionadas con información imperfecta y asimétrica (Stiglitz), con situaciones en las que algunos disponen información que otros ignoran. Martin Guzmán, usted entiende esto.

Los operadores del mercado responden a incentivos diferentes. Si la política económica ha diseñado incentivos perversos y no son rediseñados, seguimos en problemas. En manos de los picaros que entran y salen del dólar. Es hora de corregirlos. Mirrlees y Vickrey, Nobel 1996 por sus “trabajos fundamentales en la teoría económica de incentivos bajo información asimétrica”, refiere a aquellas situaciones en las que quienes tienen que adoptar decisiones disponen de informaciones diferentes y asimétricas. Las consecuencias de este fenómeno son fundamentales para el buen funcionamiento del mercado, lo cual en la Argentina 2015-2019, no sucedió y, tampoco en lo que un portal llama “dólar libre”, aún no ocurre. Las distorsiones abruptas suceden cuando existen incentivos erróneos.

Actualmente en la Argentina persisten fuertes incentivos para ceder ante la presión de los lobbies. Sucumbir ante ellos solo ha de deteriorar el prestigio de cualquier Gobierno. Y Martin, usted ha hecho bien en plantarse ante empresarios desconsiderados, posee una extracción social que hay que honrar, hoy en día proviene del mundo académico al cual volverá una vez cumplida su tarea. Así pues, su máxima prioridad consiste en defender los intereses nacionales y cumplir con los que votamos a este Gobierno. Es decir, conservar su prestigio entre sus compatriotas y dentro del círculo más ilustrado del mundo. Las embestidas volverán una y otra vez, no se olvide quienes son los que lo apoyan. Y parte de su tarea, consiste en prestar oídos a las preocupaciones de las organizaciones sindicales-columna vertebral del peronismo-, y los movimientos sociales que vienen realizando una tarea de contención extraordinaria. Los representantes gremiales no solo representan a las organizaciones que vencieron el tiempo (Perón) son verdaderos caballeros, fíjese con que tacto le están avisando. Desde la pandemia, la situación económica realmente se complico. No solo porque el desastre macroeconómico que había dejado la administración anterior, sino por la carencia de instrumentos para enfrentar una ataque cambiario.