Decencia. Hay algo que tenemos la mayoría de las mujeres con esa palabra y es que está ubicada en lo más profundo de nuestros pensamientos. Siempre que imagino nuestra educación y las bases de los prejuicios e ideas, lo hago como si fuera un laberinto. Se parte de un punto que, en este caso, es "Tapate nena, no seas muy puta (no disfrutes del sexo demasiado) porque los tipos no te van a tomar en serio" y luego una entra al juego y lo transita. Nunca jamás se va derecho porque la vida no va derecho, entonces giramos, volvemos atrás, avanzamos, pero siempre con el impulso inevitable de que el tiempo pasa y que vamos acumulando experiencias inamovibles. Esto hace que todos nuestros pensamientos estén ligados indefectiblemente a ese laberinto de cosas pero, por sobre todo, a ese punto de partida. A esa enseñanza que tomamos para empezar a avanzar, para ubicarnos en esta sociedad como, en este caso, mujeres decentes.

Hoy publiqué esta foto en Instagram en la que se me ven un poco las tetas. Antes de hacerlo, antes de subirla, lo pensé varias veces. Pensé si daba, si no quedaba mal, poco seria, rara, atrevida, provocadora: puta. Yo, que leo todo lo que leo con mirada de género, que me puse ese cristal hace un tiempo y me resulta inevitable, me pregunto si subir una foto en tetas es de trola. Y no sólo eso, sino que, además, que "sea de trola" me "genera" vergüenza.

Al segundo le charlé a una amiga para comentarle lo que me sucedía. El debate que surgió me pareció hermosamente interesante. ¿Por qué nos pasa eso a las mujeres? Y, lo que es aún peor, ¿por qué tendemos a criticarlo si eso lo hace otra chica? Crecí con la idea de que una mujer que muestra es una mujer que desea y una mujer que desea es una mujer que se valora poco.

"No podes pasarte la vida a primeros planos por el qué dirán", me dijo Julieta. Y ahí entró a la charla el qué pasa con la mirada ajena en estas situaciones. En el imaginario, los hombres creen que si te ponés escote, lo hacés para provocar a cada uno de ellos, el famoso "bueno, pero mirá cómo estaba vestida". Las mujeres, en cambio, juzgan a quien puede hacerlo, a quien tal vez no le importa. ¿Será de envidia? ¿Será que muchísimas mujeres quieren pero por esta equívoca idea de la "decencia femenina" no lo hacen y les da bronca?

La virgen María es venerada y a la prostituta la maltratan. Esa imagen es clara y la bajada de línea también: no seas puta o morirás. Si bien en este lado del planeta la sociedad ya no mata gente en las plazas públicas, las redes sociales nos muestran la punta del iceberg de una cultura machista que no nos permite mostrarnos, a menos que estemos dispuestas a recibir insultos de lo más coloridos en las redes.

Finalmente la foto la subí y después de este rápido análisis de la situación, casi que la subí orgullosa. Porque pasé ese filtro, porque si bien acarreo la injusta culpa de tener tetas grandes que salen en las fotos, decidí que me iba a molestar muy muy poco lo que opinen.

"Los chicos eligen de madre de sus hijos a las mujeres que se hacen respetar", "Metele misterio a la cosa, insinúa, no muestres todo que después no te valoran". De esas frases estuvo llena mi infancia y mi concepción del sexo, la conquista y el amor. Entonces claro, cómo no nos va a incomodar que las cosas se hayan sincerado, que nosotras hoy entendamos que podemos, necesitamos y debemos exigir. Exigir placer, exigir cuidado. Exigir respeto.