“Se abre una etapa de futuro para la energía del país. Sin energía no se crece como país, no hay desarrollo y no vamos a poder reducir la pobreza… Vaca Muerta va a generar una revolución de empleo en la Argentina…”

A principios de marzo, en Casa Rosada, un entusiasmado Mauricio Macri ponía todas las fichas en el emprendimiento gasífero neuquino, desde donde el país arrancaría hacia un futuro promisorio gracias a inversiones cercanas a los 5.000 millones de dólares, solo en 2019.

Un mes después de aquel grandilocuente discurso, el futuro macrista parece venirse abajo. El acuerdo entre Nación, provincia y empresas que garantizaba un precio mínimo y ganancias fenomenales a cambio de espectaculares inversiones, se resquebraja por donde se lo mire.

Fortín de Piedra, el principal yacimiento de gas no convencional de Vaca Muerta, se encuentra en franco declive. Desde mediados de abril comenzó a bajar dramáticamente su producción: de 17,5 millones de metros cúbicos diarios en 2018 a 14,1 metros cúbicos.

Área a cargo de Tecpetrol, la baja obedece a las tensiones creadas por la Secretaría de Energía de la Nación, que cambió los términos de la Resolución 46/17 del ex Ministerio de Energía, reconociendo un menor volumen de gas para el pago de subsidios nacionales.

¿Qué son esos subsidios? Para el año en curso, se fijó un valor de 7 dólares por millón de BTU, y si el valor de mercado es de alrededor de 3 dólares, el Estado paga la diferencia. Pero hasta determinada cantidad: con lo que supere ese techo, la empresa extractora solo cobra el valor de mercado.

Inmediatamente, la empresa hidrocarburífera del Grupo Techint decidió moderar los niveles de producción de gas no convencional hasta donde son beneficiados por el subsidio. Si esas ganancias fenomenales no están en el horizonte inmediato, para qué producir más…

La crisis se disparó: desde el Sindicato de Petrolero Privados de Río Negro y Neuquén aseguran que “Tecpetrol bajó todas las inversiones para este año”, afectando a las contristas directas, como las operadoras Schlumberger y Nabors, lo que pone en riesgo cientos de puestos de trabajo.

Esa afectación incluye suspensión rotativa de trabajadores, reducciones horarias, despidos, no asignación de tareas al personal, etc.; no obstante, en ese gremio son optimistas con la vista está puesta en “mayores inversiones” en el resto del área de Vaca Muerta, con empresas que “van a seguir perforando”.

Lo cierto, por el momento, es que hay preocupación en el gobierno del Neuquén por esa situación y por la grave falta de obras de infraestructura en el llamado “corredor petrolero”, que deben ser financiadas por la Nación. Algo que, bajo la tutela del FMI y con el déficit cero como norte, el gobierno de Macri no puede o no quiere realizar.