Un estudio realizado por la Federación Argentina de Empresas de Trabajo Temporario (FAETT) sobre la brecha existente entre las competencias demandadas por el mundo laboral y el sistema educativo, arrojó como resultado que para el 70% de los profesionales hay un claro déficit entre la calidad y profundidad de los contenidos que se dictan, y las expectativas actuales de las empresas. No consiguen los perfiles que demandan, dato se hace más evidente en los sectores de industria y IT, acaso el segmento que además presenta los mayores índices de rotación.

En adición a ello, cuando se les consultó a los especialistas de qué manera se podría achicar esta brecha, el 40 % señaló la adquisición de experiencias de trabajo durante la formación, el 30% mencionó la realización de capacitaciones en empresas, y el 20% restante indicó que debería realizarse a través de pasantías. Todas estas iniciativas implican un costo o inversión para las empresas que, de algún modo, deben ser solventados.

En la rama industria, los perfiles más buscados responden a ciertas calificaciones y habilidades: las exigencias de procesos, la complejidad de las maquinarias, la introducción de la robótica en la industria 4.0 generan un fuerte cambio. Hoy, las demandas incluyen marcos de trabajo en ambientes con certificaciones de procesos ISO, programación básica, manejo de dispositivos electrónicos, técnicas de mejora de procesos y solución de problemas, inclusive en posiciones operativas. En este caso, lo que se advierte es un claro desfasaje teórico y también práctico, donde la carencia de método es notoria.

En el segmento IT acontece otro tanto. La demanda y oferta de trabajadores de IT parecen divorciados en la Argentina. Este fenómeno, que no es nuevo, implica que las empresas necesitan cada vez más cantidad y con más urgencia estos perfiles. Si bien la tendencia estaba vigente desde hace varios años, la pandemia Covid-19 se ocupó de acelerar exponencialmente y exacerbar la demanda a niveles impensados. Arquitectos IT, DevOps, Desarrolladores Java, .Net, Oracle, SAP, Mobile, Python, Qlik, PowerBI, QA Tester, Soportes N3, entre otros perfiles. A su vez, la presión está asociada a que las organizaciones aspiran a resultados rápidos con perfiles que no necesariamente tienen el seniority requerido, al tiempo que la mayoría de estas tampoco tienen ni tiempo ni know how para formarlos. En IT la inmediatez es ley.

Medir los costos del reemplazo de un especialista IT puede llevar a sorpresas, ya que además de los factores mencionados precedentemente de demora de proyectos, debemos considerar que la nueva contratación se realizara a mayor valor de la anterior, forzando estructuras de remuneraciones, alterando la equidad interna, invirtiendo en tiempo y costos de reclutamiento, consultores internos o externos, entrevistas y referencias, on boarding e inserción en el marco cultural, ante la eventualidad de posibles fracasos y vuelta a comenzar.

Toda ello “pondría los pelos de punta” de cualquier líder que hiciera las cuentas: verá además que debe sumar costos implícitos de incumplimiento con clientes, afectación de la marca, etc.

Dicho esto, todavía hay una distancia enorme entre lo que se aprende en la formación pública y privada, y las necesidades de habilidades y conocimientos que la actividad empresarial hoy requiere. Casi todas las competencias que mencionamos como las requeridas no forman parte de las currículas educativas, motivo por el cual las empresas a través de sus áreas de capacitación y desarrollo debe suplirlas generando una inversión adicional que tiene su correlato en los costos y precios de productos y servicios. En las organizaciones llega al 2 o 3% de monto total de la plantilla de salarios y frecuentemente no es analizado por las autoridades. De modo que mejorar y aggiornar el sistema educativo es también una cuestión de costos y precios.