¿Quién dijo que las cosas complicadas son las más difíciles de realizar? ¿Quién impone el estereotipo de belleza? Bueno, te tengo un notición: en el arte eso no existe. Simplemente se dirime en gustos, en pasiones, en vibraciones; y este señor, sin duda, era el amo de ellas.

Como una bujía necesaria para un motor, o mejor dicho, como un motor necesario para un automóvil, Charlie Watts era ese engranaje perfecto para que The Rolling Stones fueran The Rolling Stones. Y remarco estas cualidades no vistosas porque son muy difíciles de llevar a cabo, a pesar de que no hacer piruetas con los palillos y de que no tenga 45 toms (tambores resonantes). Mantener la cadencia sin salirse de su ruta, el tiempo perfecto, el golpe justo, muchas veces son más importantes que dar volteretas en el aire y tocar un millón de golpes por segundo, que sin duda es atractivo, pero no para este engranaje Stone.

Pero lo más difícil de todo, y sobre todo para un batero (lo digo por experiencia), es mantener la humildad musical que tenía Charlie Watts. Esa humildad de tocar lo necesario, lo justo, lo imprescindible para que el hit emergiera de la tierra como una bestia salvaje, pero siempre priorizando la canción. Si todos los músicos escucharan un poco la música a su alrededor y no solo su instrumento este mundo sería un lugar mejor, sin duda.

Charlie tenía su sello. Lo primero que me sorprendió de chico fue que no tocara la tercera corchea que va con el tambor, siempre la dejaba en silencio como para que ese tacho suene limpio, sin obstrucciones. En fin, una manera de tocar que luego copiarían varios bateros stones de todo el mundo, sin ir más lejos Roy de los Ratones lo ha implementado.

La asociación con bateros como Ringo resulta inevitable. Otro gran simplista del ritmo, aunque con mayores variaciones en sus canciones, pero con un perfil también dispuesto a trabajar en favor de la canción y no en favor de sí mismo. Bateros que, por la cepa propia de su época se curtieron en el jazz y eso les dio una base rítmica invaluable. El jazz hoy podría ser el mejor complemento para bateros de rock que solo se encasillan en el “tu pa tu tu pa” y no se empapan de su instrumento. Pero Charlie lo tenía impregnado desde sus comienzos en Wembley, la ciudad que lo vio crecer y convertirse en quien resultó ser.

A fin de cuentas se fue un gran músico, un excéntrico pintor, un baterista clave para el rock mundial y uno de los cuatro Rolling Stones. ¿Se dan cuenta lo que eso significa? Una pieza clave de una de las bandas más importantes de la historia. Pero también significa que el tiempo pasa, nos ponemos grandes, y los vivos pasan a convertirse en leyendas. Quizá podremos contarle a nuestros hijos y nietos que vivimos en carne propia la época dorada del rock n roll.