El riesgo de incumplimiento no se detuvo, el aumento generalizado de los precios en el que Argentina continúa cayendo no ha disminuido y el precio del dólar desde octubre se contuvo "a sangre y fuego", pero la crisis que golpeó a Argentina en 2018, nunca desapareció. La expectativa de una reactivación moderada para el segundo trimestre ya no es posible. El apócrifo diseño que se apoyaría en la comparación interanual, a la gente no le llena la heladera.

Las cosas se han vuelto más complicadas. La estabilidad macroeconómica no se ha logrado, la financiera menos; esta última le daría paz al gobierno en un año electoral. El dólar está nuevamente a $ 45 a pesar de poner la tasa de interés a casi 70% anual nominal.

La feroz compresión monetaria anunciada y su fuerte impacto en el crédito, que cae de manera precipitada es una combinación muy cruel. Hay un aumento significativo en la demanda de dólares por parte de los inversores extranjeros que optaron por desarmar sus tenencias de LECAP, lo que generó una presión al alza acelerada sobre el tipo de cambio. Desde el enfoque monetarista-no heterodoxo-, es obvio que con un solo instrumento (LELIQ) es difícil lograr el objetivo de la base monetaria, mantener la calma del dólar y reducir la volatilidad de la tasa de interés (20% en 4 semanas, de 70% a 50% y luego al 70% de nuevo). Luz amarilla, hoy no se renovaron todos los vencimientos de LELIQ.

Asimismo desde este enfoque monetarista, a corto plazo, la rigidez monetaria es infructífera para detener la inflación, en un contexto de ajuste permanente y paso residual de la devaluación de 2018 (alrededor del 100%). Con una mayor debilidad en la actividad económica, la recaudación está cayendo, lo que dificulta el cumplimiento del objetivo fiscal comprometido con el FMI, aunque la entidad autoriza un déficit primario en 2019 que podría extenderse a -0.5% del PIB en lugar de "0", como propuso el Ministro Dujovne.

La proyección de la consultora HACER es de un déficit primario de 1.5 / 2% del PIB, lo que impide que el riesgo país y la tasa de interés interna bajen. Los efectos destructivos de riesgo país/tasa de interés sobre la actividad económica y el nivel de empleo son innegables, aunque todavía no se ha visto nada, comparado con lo que puede desencadenarse.

En otro orden de cosas, la estrategia política del Gobierno de polarizar con Cristina Kirchner, afecta negativamente, aunque por una estigmatización en la percepción externa. Se lo explique a los bancos en New York, inversamente a lo que se percibe, fue el periodo Kirchner el que pagó la deuda después del incumplimiento del 2001.

Nuevamente hoy, el crecimiento extravagante de la deuda ha estado en manos de muchos de los mismos technopols de 2001, quienes desde el comienzo conforman el gabinete nacional. Son ellos los “chicos malos”, aunque agradables para los bancos, cual los de la película "El golpe”, donde Robert Redford y Paul Newman estafan y timan, pero lucen tiernos para la platea.

Entramos hace meses en esta dinámica de estanflación, que registraría una variación negativa del PBI de alrededor de (-1.8%), una inflación del orden de 42% y una caída en el empleo de alrededor de -3.5%, si nada cambia violentamente. Este contexto de predictibilidad tiene un escenario de transición que podría volverse desordenada, donde no es obvio que los dólares en Argentina alcancen la necesidad para abastecer una demanda de u$s 18.000 millones.

En un escenario de inestabilidad financiera y cambiaria declarada, sin posibilidad de recuperación de la actividad, habrá mayor caída en el empleo y "fatiga de ajuste". Aunque la CGT no reaccione, el campo social puede salirse de control, con un escenario económico tan desfavorable.

En el concurso electoral, el techo de Cristina Fernández comienza a levantar. Nadie desea, y mucho menos Cristina, una crisis financiera desbordante. Argentina sabe que una dinámica financiera inestable se vuelve explosiva. Si no se detiene el dólar y al mismo tiempo el riesgo país, esta agonía será corta, pero con consecuencias devastadoras. Si en cambio todo saliera bien, al término del mandato de Mauricio Macri el PBI acumulará en cuatro años una caída de alrededor de -4%. Pero hay más. Una gran bomba de tiempo. La sucesión ya esta importunada y condicionada, se ha preparado un desafío inigualable para que el próximo presidente. Una nueva reestructuración de la deuda que incluirá al FMI-como venimos afirmando, hace 2 años- estará llegando muy pronto. Será necesario reanudar el camino del crecimiento antes de que podamos cumplir con la deuda en algún momento con ideas creativas que solo pueden llegar, desechando el dogmatismo y el temor a lo desconocido.

Los medios locales intentaron hacer que Cristina parezca una verdadera bruja. Y lo han logrado en el exterior-me consta-. Con ciudadanos del mundo peronistas, y la performance de los 12 años de gobierno, Cristina se hubiera convertido en Monarca y estaría relatando “el milagro argentino” por todo el mundo. Desafortunadamente, teniendo “con que”, no se construyo su perfil de “ciudadana del mundo”.

LA INFLACION TAMPOCO SE DETIENE

La inflación se aceleró fuertemente en marzo. En enero fue del 2,9%, en febrero del 3,8% y en marzo del 4,7%. Al mismo tiempo, las "expectativas de inflación" muestran un aumento significativo. Según la moderada UTDT (Universidad Torcuato Di Tella), la inflación esperada para los próximos 12 meses aumentó a 40%. Esta aceleración de la inflación en 2018 y 2019 y las expectativas que continúan siendo revisadas sistemáticamente hacia arriba, resaltan la enorme dificultad que enfrenta el gobierno. El ajuste de los precios de los servicios en este modelo de “capitalismo de amigos”, plantea una indexación de los contratos permanentes. En particular, la industria energética: las compañías petroleras, las refinerías de petróleo, el transporte de combustible y las ventas al usuario final en las estaciones de servicio. La industria de la energía eléctrica, incluida la generación de electricidad, la distribución de energía eléctrica y las ventas, no dejan de aumentar sus precios. En realidad, el presidente y sus ministros hacen lo que se les dala gana, favoreciendo a sus amigos, dueños y CEO de estas compañías. Por otra parte, asustaron al mundo con este adefesio de establecer un congelamiento de precios de una dimensión desconocida para los actores. Las empresas de alimentos han aumentado sus precios para los próximos 12 meses.

En conclusión, se demuestra, una vez más, que la rigidez monetaria es inefectiva en Argentina para bajar la tasa de inflación. Sin embargo la tecnocracia internacional y sus subordinados locales la imponen en forma autoritaria y cruel. Vamos mal, en forma muy acelerada.