En las PASO pampeanas, el ex Boca Javier Mac Allister, precandidato del Pro y elegido por Mauricio Macri para aspirar a la gobernación de esa provincia, fue derrotado por el radical descontento Daniel Kronebeger.

Siguiendo con las Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias de San Juan, el candidato del justicialismo, Sergio Uñac, le propinó una dura paliza al candidato de Cambiemos, Marcelo Orrego, al sacarle más de 23 puntos de ventaja.

El 10 de marzo llegó el turno a la elección provincial de Neuquén, donde –previsiblemente– se impuso el oficialista MPN y el gobernador Omar Gutiérrez logró la reelección. Según quedó el kirchnerista Ramón Rioseco, quien encabezó una lista de unidad del peronismo.

Atrás, muy atrás se ubicó el candidato de Cambiemos y actual intendente de la capital neuquina, Horacio ‘Pechi’ Quiroga, con apenas el 15 por ciento de los votos. Quiroga repitió el score en su propio territorio, Neuquén Capital, donde también quedó tercero.

Y finalmente se llevaron a cabo las elecciones generales de Río Negro, donde la candidata de Juntos Somos Río Negro, también partido provincial en el gobierno, obtuvo una victoria holgada.

Martín Soria, por el Frente para la Victoria, quedó en segundo lugar con el 35 por ciento, y tercera, como en Neuquén, quedó la postulante del macrismo, Lorena Matzen.

¿La novedad? Que Cambiemos, a pesar de todo el apoyo recibido desde Buenos Aires, sufrió una verdadera paliza electoral en territorio rionegrino, al sacar apenas el 5,7 por ciento de los votos emitidos.

Puede que las victorias de partidos provinciales en Neuquén y Río Negro hayan aliviado la presión sobre la Casa Rosada, ya que temían como a la peste una eventual victoria kirchnerista; pero lo cierto es que estos aperitivos electorales no cayeron nada bien en Macri ni en Marcos Peña, el encargado de “ganar elecciones”, según confesó recientemente.