El BCRA redujo la tasa de interés, por primera vez en 13 meses, en 75 basis points (0.75%). Lejos de ponerse en línea con la modificación de las metas de inflación reconvenidas para 2018, el 28 de diciembre, el BCRA descubre un error de pronóstico con un costo financiero de magnitud para las alicaídas finanzas públicas.

Dirán los jueces que investigan el delito de vender dólares futuros baratos (analizando la estrategia ex post), si no es mucho peor el exceso, o “mala praxis”, de pagar tasa de interés más altas que las necesarias para absorber supuestos  y peligrosos fondos ociosos.

Analicemos esto: Si cuando se establecía que la tasa de inflación iba a ser más baja y, la tasa de interés que se pagó fue más alta, es posible que se hayan pagado tasas excesivas.

¿Dónde quedo el razonamiento monetarista hoy? – El BCRA anuncia la baja de la tasa de interés, en lugar de la suba-cuando la meta de inflación es más alta, en lugar de más baja-. Obviamente, sabemos que hay otros propósitos-como impulsar la actividad económica (que no es una prioridad monetarista)-, pero-con el mismo razonamiento-se puede deducir (analizando la estrategia ex post), que durante 13 meses las tasas de interés que se pagaron pudieron haber sido por lo menos-mínimamente 0.75% mas bajas en promedio todo el año-, y nada hubiera cambiado. Si así fue, calculando un stock de Lebacs y Pases por 1,2 billones, se hubiera generado un ahorro de alrededor de 9 mil millones de pesos, mínimo. Si siguen las rebajas, entonces se descubriría un excesivamente extraordinario rendimiento. Si medimos en dólares, sabiendo que habría exceso de prestamos que harían planchar su cotización, digamos que se le aseguró a un inversor de 25 meses en Lebacs, 45/50% en dólares.

De todos modos, si la meta de inflación para 2018 es de 15%, y el dólar por debajo, hoy el spread de la tasa real positiva en pesos (margen) es de 13 puntos porcentuales, lo cual sigue siendo excesivo, y razón principal por la cual las inversiones productivas no llegan.

Para explicarlo en forma sencilla, en el marco teórico del enfoque monetario la tasa de interés y la cantidad de dinero, son instrumentos útiles que posee el BCRA para esterilizar moneda. Se supone que disminuyendo la cantidad de dinero en circulación, se puede evitar un aumento generalizado en los precios de la Economía (inflación).

Si esto es así, cuando las “metas de inflación se corrigen hacia arriba”, las tasas de interés, deberían subir y no descender -con el objeto de bajar la inflación-. También se puede deducir, que si la meta de inflación fue “sinceramente” establecida mas baja, las tasas de interés que se fijaron en el BCRA deberían haber sido más reducidas que las que se pagaron durante 13 meses. Ya de por si, el BCRA viene protagonizando el rol de “motor de déficit cuasi fiscal”.

Pero en otro orden, en el político; parece que tiene más vergüenza profesional Dujovne, Marcos Peña y Caputo que los diputados de la oposición, que vienen mirando impasibles este costo brutal en que incurrió el BCRA, desacelerando el crecimiento y, boicoteando el saldo del comercio exterior; con el fin-no logrado-de bajar la inflación.

Como profesional en ciencias económicas recelo de un BCRA que supervisa un sistema financiero que no llega a los 16% de crédito interno al sector privado como porcentaje del PBI, pretenda tener el peso en lo macroeconómico que tiene la Reserva Federal de Estados Unidos, que supervisa un sistema de créditos que representa 192% del PBI[1].  

Pero necesitamos hacer una reflexión sobre la política de “inflation targeting” (metas de inflación). Según Roberto Frenkel[2], no se puede simplemente mirar lo que hacen los países que lo practican. Si bien hay un cierto número de países que lo hace, es con variedad de prácticas locales, por lo que resulta difícil generalizar esas prácticas, como lo da por hecho el BCRA y el equipo económico. Tampoco existe una definición académica uniforme del “inflation targeting”. Sin embargo, utilizando distintas fuentes se pueden destacar ciertos elementos: a) El Banco Central anuncia una meta de inflación que se propone alcanzar en un determinado plazo. b) Existe el compromiso del Banco Central que la meta de inflación es el objetivo prioritario de la política monetaria. c) Se requiere amplia difusión de los planes, objetivos y razones de las decisiones del Banco Central con relación a la tasa de interés que maneja la autoridad monetaria. d) Debe haber mecanismos institucionales que permitan al público controlar lo que hace el Banco Central en la instrumentación de la política.

La lógica de esta estrategia es que la meta de inflación sea un ancla nominal en la economía, sobre la cual debe converger la inflación a través de la instrumentación de políticas y decisiones del Banco Central con respecto a la tasa de interés. Supuestamente si la meta y la política del Banco Central son creíbles, la meta de inflación influye sobre las expectativas. Acerca de esto, no haremos referencia, pero en la conferencia del 28 de diciembre se expresó  claramente que la meta no ayudó a confiar en el BCRA, aunque no hubo un explicito reconocimiento del nivel del súper desvío de 2017, ni renuncias consistentes con la seriedad que pretende tener el BCRA. En otro país el presidente del BCRA, hubiera renunciado, en forma indeclinable.

Esto último, que es la influencia sobre las expectativas es uno de los principales mecanismos de operación del esquema de “metas”, por eso la credibilidad es un asunto crucial. La credibilidad del BCRA se perdió, y el costo político lo asumió incólume Sturzenegger-quien demostró “que no le entran las balas”-, soportó la humillación pública que le profirieran los otros evasivos panelistas, ante las cámaras de TV. Independientemente de que el “inflation targeting” no demostró ser la política más apropiada, por fin el ex empleado del Banco de Galicia y funcionario de De la Rua: Nicolás Dujovne, entendió que la política monetaria no puede subordinar el objetivo de nivel de actividad ni la tasa de crecimiento a la meta de inflación y mucho menos se debe instrumentar la tasa de interés ignorando las reformas estructurales que se están realizando.

Pero lo increíble, es que ni los economistas peronistas que se encuentran imputados por venta de dólares futuro, ni los economistas del Frente Renovador, ni “los expatriados de la dispersión peronista”, nadie esta interpelando al presidente del BCRA por el despilfarro los miles de millones que costaron las altas tasas pagadas por Pases y Lebacs, que bien podían haber sido 2 puntos porcentuales mas bajos, generando ahorros de 20/24 mil millones de pesos.

[1] https://www.indexmundi.com/es/datos/indicadores/FS.AST.PRVT.GD.ZS/rankings

[2] El esquema de “inflation targeting” y el objetivo de tipo de cambio real en las economías en desarrollo Roberto Frenkel 1