El diario “La Nación” es el preferido por el establishment, por su concepción ideológica inmutable, por su coherencia mantenida desde el lejano 4 de enero de 1870 y por ser el medio más importante en la distribución de prestigios. Este último atributo atrae a muchos intelectuales progresistas o de izquierda, que son seducidos aún conociendo los antecedentes nefastos de un diario que apoyó a todos los golpes cívico-militares, que fue beneficiario económico del último y más criminal golpe que asoló de 1976 a 1983,  obteniendo, a pesar de su prédica librecambista, el monopolio del papel junto a Clarín y La Razón.

Representante de todo el establishment pero especialmente de los sectores agropecuarios desde su origen, y simultáneamente de los financieros en las últimas décadas, tuvo como fundador a Bartolomé Mitre, el mismo quien al mando de las tropas del establishment de tres países y bajo la inspiración secreta de Gran Bretaña, exterminó dos tercios de la población paraguaya. Paraguay era un pésimo ejemplo ya que con su proteccionismo se convirtió en el estado más desarrollado de América Latina. Bartolomé Mitre fue vencedor en la prolongada guerra civil argentina de seis décadas, el que se encargó con sus vesánicos coroneles de exterminar a los caudillos provinciales como el Chacho Peñaloza y Felipe Varela, representantes de las artesanías locales y embriones de un posible desarrollo industrial. Ahí están definidas las líneas de la que el diario La Nación nunca se apartó: librecambio; genuflexión ante Gran Bretaña primero y EE.UU después; promoción y defensa de lo que se denomina “campo”; rechazo de la industria; oposición al extremo del intervencionismo estatal; rechazo de todo lo que signifique sindicalismo y defensa de los trabajadores; apoyo a la presunta racionalidad del poder contra la barbarie del populismo. Por eso se opuso primero al yrigoyenismo y luego al peronismo. No es una casualidad que el crimen de la Guerra de la Triple Infamia fuera reparado en lo posible durante el primer gobierno popular del siglo XX, el de Hipólito Yrigoyen, que condonó las indemnizaciones que debía pagar el vencido y que el peronismo devolviera los trofeos capturados en esa guerra de casi un lustro.

En nombre de los vencedores de las guerras civiles argentinas y cuyo fundamento económico era la disputa por las rentas de la aduana porteña, Mitre escribió la historia oficial.

Arturo Jauretche afirmaba que Mitre fue el único protagonista fundamental que dejó un guardaespaldas en defensa de su memoria.

La Nación ejerce un periodismo superlativamente militante bajo la cobertura de periodismo independiente o crítico, protegido y amparado por organizaciones patronales como ADEPA o la SIP.

El editorial sobre Manuel Belgrano el 27 de junio es un ejemplo de su falsificación de la historia, como política de la historia y a su vez como instrumento y ariete de los conflictos del presente. Bajo el título “Amar a Belgrano” la bajada dice: “El creador de nuestra bandera probablemente se desmayaría al saber que, dos siglos después, el 30% de pobreza confirma el error de fomentar el populismo.” Sólo desde la vuelta a la democracia el presente el cuadro desmiente esta afirmación ladina

 "La Nación" y “el Club Político Argentino"

Y luego, para seguir sosteniendo acríticamente al gobierno de CAMBIEMOS, afirma que Belgrano estaba “contra el intervencionismo estatal, los controles del comercio interior y las restricciones al comercio exterior”. En otro párrafo, el editorial dice: “Belgrano no podría creer que para proteger la mesa de los argentinos se prohibió la exportación de trigo, carnes y leche”. Algún editorial del diario hoy de los Saguier,  se compadece de la pobreza, cuando sostienen y propagan políticas económicas liberales o neoliberales que la producen. Ninguna línea se encontrará que el actual gobierno redujo el consumo de leche, carne y pan, a un nivel que para igualarlo hay que remontarse cinco o seis décadas.

Belgrano sostenía, según el historiador Felipe Pigna: “Los países civilizados se cuidan de no exportar materia prima sin antes transformarla localmente, porque de lo contrario crean desocupación en el país de origen y ocupación en el país comprador. Y terminaba diciendo: “No exportemos cuero, exportemos zapatos.” En  “Los mitos de la historia Argentina” Pigna transcribe escritos de Belgrano : “Esos miserables ranchos donde se ve una multitud de criaturas que llegan a la edad de la pubertad sin haber ejercido otra cosa que la ociosidad, deben haber ser atendidos hasta el último punto. La lana, el algodón, otras infinitas materias primeras que tenemos, y podemos tener en nuestra industria, pueden proporcionar mil medios de subsistencia….” Propuso una reforma agraria basada en la expropiación de las tierras baldías para entregarlas a los desposeídos.” Es el mismo Belgrano que el 24 de mayo de 1810, cuando se había concretado una junta presidida por Cisneros afirmó: “Juro a mi patria y a mis compañeros, que si a las tres de la tarde del día de mañana el virrey no ha renunciado, lo arrojaremos por las ventanas de la fortaleza” Abrevaba en el Contrato Social de Rousseau donde puede leerse: “La igualdad implica en lo que concierne a la riqueza, que ningún ciudadano pueda ser tan rico como para poder comprar a otro, ni tan pobre como para estar forzado a venderse.”

Defensor histórico de los intereses portuarios y de la Provincia de Buenos Aires, el editorial mitrista se expresa en contra de la posición de los Libertadores latinoamericanos sostenedores de la Patria Grande, al afirmar: “No estaba en su mentalidad la “Patria Grande” que luego propondrían Manuel Ugarte y Haya de la Torre, para unir América Latina contra el imperialismo anglosajón”. Sin embargo Belgrano fue muy amigo de San Martín y colaboró estrechamente con la gesta latinoamericana del Libertador. Además miente descaradamente “La tribuna de Doctrina” porque casi todos los que levantaron la idea de la Patria Grande Latinoamericana en el siglo XIX y el XX fueron asesinados o tuvieron que exiliarse y los que lo hicieron en el siglo XXI sufren en varios casos la persecución judicial.  Un listado meramente enunciativo: San Martín casi 26 años viviendo en su exilio en Francia; Artigas treinta años asilado en el Paraguay hasta su muerte; Mariano Moreno envenenado; Bernardo Monteagudo asesinado; Martín Miguel de Güemes asesinado; François Dominique Toussaint-Louverture, protagonista de la rebelión de los esclavos haitianos contra Francia, murió preso en una cárcel francesa;  Manuel Dorrego fusilado; Rosas murió exiliado en Inglaterra; Antonio José de Sucre, asesinado; Francisco Solano López, murió en Cerro Corá combatiendo en la infame guerra de la Triple Alianza;  Juan Bautista Alberdi exiliado en Francia; Felipe Varela exiliado en Chile; Ángel Vicente  “el Chacho” Peñaloza, asesinado por Pablo Irrazabal uno de los vesánicos coroneles de Mitre después de rendirse; Francisco Morazán referente de la unidad centroamericana, fusilado; Emiliano Zapata, asesinado; Augusto César Sandino, asesinado; Simón Bolívar muere camino al exilio; Getulio Vargas se suicida igual que Salvador Allende, mientras era bombardeado el Palacio de La Moneda; Juan Domingo Perón exiliado y proscripto por 18 años; Pedro Albizu Campos, patriota y político puertorriqueño que luchó por la independencia de su país, murió en la cárcel.

Estos son sólo algunos ejemplos de una larga lista.

Mitre, en cambio, falleció en la cama como consecuencia de una colitis.

Se anticipó al escritor británico George Orwell que sostuvo lo que Mitre concretó: “Quien controla el pasado controla el futuro: quien controla el presente controla el pasado"

EL CLUB POLITICO ARGENTINO

El Club Político Argentino es un grupo de políticos, publicistas e intelectuales de apoyo a CAMBIEMOS. Es una versión devaluada de “Carta Abierta”, el grupo de intelectuales que apoyó al kirchnerismo. El documento inicial dice: “Nos convoca un compromiso con lo político, una vocación cívica, unos valores compartidos, una viva estima por las ideas y por el debate público, por el pluralismo y por la diversidad". En realidad nuclea a intelectuales macristas asustados por el populismo, funcionarios macristas y progresistas que en la opción sarmientina de civilización y barbarie optaron por la “civilización”, es decir por el poder. Algunos de sus socios: la senadora con mandato cumplido María Eugenia Estenssoro; la activista, ex funcionaria y diputada mandato cumplido Graciela Fernández Meijide; el director de Poliarquía Consultores, Eduardo Fidanza; el economista Javier González Fraga; Guillermo Yanco, marido de Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de la Nación; el diputado nacional Eduardo Amadeo; el ingeniero y ex secretario de Energía Emilio Apud; la comunicadora Paula Atlante; el ministro de Cultura, Pablo Avelutto; el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj; Agustín Campero, secretario de Articulación Científico Tecnológica del Ministerio de Ciencia; el académico Marcelo Cavarozzi; el ex vicencanciller -durante la presidencia de Carlos Menem- Andrés Cisneros; el asesor presidencial Jaime Durán Barba; el abogado Ricardo Gil Lavedra; la abogada y política Nora Ginzburg; el editor Alejandro Katz;  el ministro de Economía bonaerense Hernán Lacunza; el decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella y director del programa Argentina 2030, Eduardo Levy Yeyati; el ex ministro Juan José Llach; la periodista Silvia Mercado; la economista Beatriz Nofal; la académica María Matilde Ollier; el sociólogo Gabriel Palumbo; el presidente de la agencia Télam, Rodolfo Pousá; la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú; la historiadora María Sáenz Quesada; el ex secretario de Medios Públicos, Jorge Sigal; el diputado nacional Facundo Suárez Lastra; el escritor Vicente Palermo, que es el presidente de la entidad y su vicepresidente el licenciado en economía Guillermo Rozenwurcel,  entre otros.  

Muchos de ellos son acogidos en las columnas de opinión de La Nación, de Clarín y de Perfil, en línea con la orientación ideológica de esos medios. Para ubicar sus posicionamientos tomo algunos ejemplos.  En La Nación del 23 de junio, el columnista “libertador” Jorge Fernando Díaz Iglesias escribió en relación a un encuentro en Balcarce 50 de integrantes del Club Político Argentino, “que la ex demócrata cristiana Graciela Fernández Meijide tomó la palabra y dijo que le parecía posible trazar, salvando las distancias históricas, un paralelismo entre las elecciones de 1983 y la inminente encrucijada comicial del 2019. Aquel voto decidía, como ahora, el camino de una democracia representativa o los peligrosos atajos de una corporativa y hegemónica…”

Para el historiador Jorge Ossona “Cambiemos es la expresión de un capitalismo competitivo y meritocrático…… La victoria de Cambiemos en 2015 marca la irrupción de un fenómeno tan novedoso como los que representaron respectivamente el radicalismo yrigoyenista en 1916 y el peronismo treinta años más tarde…Implica la posibilidad de la transformación de la incipiente Argentina del siglo XXI en un país normal; o la reiteración de nuestro destino fatal durante las últimas décadas de seguir insistiendo en los extravíos que nos marginaron del mundo.”

Para el politólogo y ensayista Vicente Palermo, entrevistado por la periodista Silvia Mercado, socia del club, el nacimiento del club tuvo su origen “que se sufría un gran desasosiego por las perspectivas que se vivían en ese momento, incluso antes del conflicto con el campo, cuando empezamos a reunirnos. Era un momento sombrío, con una polarización muy desgraciada que, lamentablemente, se profundizó. Nosotros hicimos un gran esfuerzo para contribuir entre quienes querían oponerse a esa polarización, a ese diálogo de sordos entre sectores que se consideraban recíprocamente como enemigos……. El kirchnerismo fue un intento desprolijo, malo, berreta, de colonizar al capitalismo. Muchos empresarios se prestaron a esa colonización, o muchos no empresarios incluso, y dijeron "esta es la mía". Eso no funciona. Necesitamos un capitalismo autónomo, y un estado que sea capaz de crear los incentivos adecuados para que ese capitalismo se regenere y prospere. Sin esa prosperidad, ¿qué igualdad social vamos a generar? Una igualdad social a la cubana, o como las misiones jesuitas, donde todos son iguales y pobres, y van a aprender a leer y escribir. ¿Eso a dónde va? Necesitamos prosperidad, ¿de dónde la vamos a sacar? Hay pensadores que hablan del post capitalismo, pero yo vivo en la Argentina de hoy, no en la de 30 años adelante. En Clarín del 31-07-2018 escribió: “Cierto que hubo y hay intentos de modernización capitalista. Para escándalo de tirios y troyanos diré que fue el caso con Frondizi, Alfonsín, Menem y Macri”. También afirma: “Cambiemos no gobierna para los ricos, hace lo que puede”

Rogelio Alaniz en La Nación del 26 de junio bajo el título de “Mitre, intelectual y estadista de tiempo completo”, escribió un panegírico del fundador de La Nación, con lo que seguramente quedará abonado de por vida al diario fundado por su homenajeado. Entre las virtudes infundadas que le reconoce escribió: “Su condición de porteño, sin embargo, nunca le impidió perder la perspectiva nacional”. En realidad arrasó a las provincias del norte argentino en beneficio de los comerciantes importadores y los intereses británicos, los cuales también estuvieron en el genocidio que perpetró al frente de los ejércitos de la Triple Infamia. Al respecto Alaniz sostiene: “…Esa guerra que él mismo admitió ““que fue aceptada por necesidad, nunca fue popular, y para todos fue dolorosa””. No se aclara por qué “fue aceptada por necesidad” ¿Necesidad de quién? Fundamentalmente fue dolorosa para los dos tercios de la población paraguaya exterminada. 

El economista Javier González Fraga es autor de una frase memorable, quintaesencia del pensamiento elitista macrista:  "Venimos de 12 años en donde las cosas se hicieron mal. Se alentó el sobreconsumo, se atrasaron las tarifas y el tipo de cambio... Donde le hiciste creer a un empleado medio que su sueldo servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior."

Sin embargo para el más breve presidente argentino, el diputado del PRO Federico Pinedo “es un gran prejuicio decir que Macri gobierna para los ricos”

“LA NACIÓN” Y EL CLUB POLITICO ARGENTINO”

La Nación es “La tribuna de doctrina” cuya historia tenebrosa resulta contradictoria con la prédica de sus editorialistas y columnistas principales que escriben desde el atalaya de una supuesta ética que toda su sangrienta trayectoria desmiente. Con Clarín, un multimedio de enorme poder, socio de La Nación en algunas aventuras y apropiaciones comerciales, conforman un dúo ideológico y comercial, enemigo de los populismos y sostenedor de gobiernos neoliberales.   

Sus páginas abiertas a los socios del Club Político Argentino son congruentes porque establecen una asociación de mutuo interés.

Ayer se oponían al kirchnerismo. Hoy los medios apoyan y protegen a Cambiemos bajo el hipócrita paraguas de practicar un periodismo autocalificado de profesional, objetivo e independiente. El Club Político Argentino es un conglomerado de funcionarios, profesionales e intelectuales,  a los que como diría Borges, “no los une el amor sino el espanto” hacia el populismo.