Morrisey estaba dando un show en el Copley Symphony Hall de San Diego, Estados Unidos, cuando ocurrió un hecho violento e inesperado para el cantante. 

Un par de fans intentaron subirse al escenario pero fueron detenidos por los efectivos de seguridad. Fue allí que subió un hombre y le pegó al británico. 

El artista estaba cantando "Every Day Is Like Sunday" cuando se encontró con el trompazo, que hizo que pararan el show por unos momentos.