Con un sonido muy pop, la canción resulta ser de gran interés ya que -según los propios compositores- los directivos de Universal mandaron a destruir todo el material de Amy luego de su muerte, para evitar ediciones póstumas.

El responsable de compartir el material fue uno de los compositores de la cinta, Gil Cang, quien junto con James McMillan grabaron a Amy Winehouse interpretándola. 

El material se grabó poco tiempo después de que la joven cantante (por aquel entonces adolescente) firmara contrato con la compañía Island Records.