Que una de las bandas más importantes de punk mundial venga después de 25 años fue un sueño cumplido para muchos de los que estuvimos allí. A pesar de que Lars haya pedido perdón, la gente se lo hizo saber y le reclamó el retroactivo por los años adeudados. Y Rancid pagó con creces.

En un show de una hora, tal como estaba estipulado, la banda repasó toda su discografía, desde 1995 hasta el último en 2014. Tocaron un poquito de todo, y brindaron una verdadera fiesta de punk rock.

Obviamente el público estaba un poco disuelto en lo que es el Lollapalooza: pocas crestas y tachas, mucha variedad, mucha gente grande como también adolescentes curiosos que iban hacia adelante a ver qué pasaba. Pero los treintañeros como yo, experimentados en pogos ska, dimos lo mejor de nosotros.

Todos teníamos una consigna en mente: "¡Por favor, no tarden otros 25 años!"... y ellos lo entendieron. Subieron banderas, jugaron con el público, tocaron los mejores temas, entre los que se encontraron 'Roots radicals', 'Salvation', 'Honor is all we know'. 

Pero la máxima locura se generó cuando apareció el teclado de Kevin (con quien Lars jugó un poco), y empezaron a sonar los ska de la mano de 'Old Friend', con el punteo del tema -como siempre- coreado por el público argentino. Como dije, el pogo no era extensivo a todo el predio, pero los que estábamos adelante nos hicimos notar.

"Olé olé olé, olé olé olé olá, olé olé olé cada día te quiero más... ohhh soy de Rancid, es un sentimiento, no puedo parar", gritaba la gente mientras Lars y Tim no podían creer lo que veían y pedían más acción.

La locura del final arrancó con 'Fall Back Down', una de las más pogueadas. Y ni que hablar el final con 'Time Bomb' y 'Ruby Soho'. Lo único que le pedimos es que no tarden otros 25 años.

Rancid cumplió el sueño de muchos punk rockers en el Lollapalooza