Bajar por Jujuy y observar la congregación renga, levantar la vista y estar en el medio de la Ciudad emocionaba, ponía la piel de gallina, se sentía como el banquete de un ejército de cojos tras una batalla ganada. En más de dos horas y media de show la banda volvió a iluminar el cielo porteño, después de estar prácticamente prohibidos por una década. Reviví la noche en que las canciones fueron más fuertes que los discursos…

Para leer la cobertura completa del show por nuestro enviados HACE CLICK ACA