Este es un fragmento del capítulo 15, llamado 'Huracán', de otro libro sobre la historia de Los Redondos. "Fuimos reyes", escrita por Mariano del Mazo y Pablo Perantuono, se promociona como una biografía.

Capítulo 15, Huracán.

"Poli, me parece que se pudre todo. ¿Qué hacemos? ¿Mirá si empiezan a romper el escenario.?" Curtido en años de recitales, Toro Martínez -sonidista de la banda, voz grave, alto y ancho como una puerta- estaba aterrorizado.

Había trabajado en decenas de recitales, había vivido en Inglaterra y en Estados Unidos y asistido a cientos de shows. Pero nunca vio una cosa así. En el campo del estadio de Huracán, en el último concierto de Patricio Rey en diciembre de 1994, se había desatado la locura.

El show del día anterior fue normal, pero ese sábado la tensión, que se palpaba horas antes del recital, se convirtió en furia. Faltaba media hora para que los Redondos volvieran a presentarse en Parque Patricios y un sector de su público, marginal, eufórico y narcotizado, arrasaba con todo lo que topaba.

El campo de juego era tierra de nadie. Había robos, varias peleas, heridos -uno de ellos, Julio César Ayala, fue internado en grave estado- y parte de la hinchada de Huracán se adueñaba de la situación. El personal de contención resultó insuficiente; incluso el jefe de seguridad de la banda resultó agredido, lo que provocó el enojo y la preocupación del Indio Solari.

"Ése no es el espíritu de Los Redondos", le dijo a la gente. Toro la encaró a la Negra Poli. Sus equipos de sonido valían mucho y su integridad física más. Estaba asustado. Acostumbrada a lidiar con los fans, Poli se jactaba de conocerlos mejor que nadie. Miguel Ángel Toro Martínez: Poli me dijo "Tranquilo Toro, no pasa nada. Tomá, poné esto y vas a ver que se tranquilizan". La miré sin entender mucho. "Vos ponelo, haceme caso".

Me dio un CD y yo pensé: '¿Qué carajo hace? Esta mina está loca.' Cuestión que lo puse y empezó a sonar una música. Pasaron unos segundos y los pibes comenzaron a calmarse, hasta tranquilizarse del todo. Era Tchaikovsky. Fue una cosa increíble. Había miles de pibes que parecía que iban a romper todo y de repente, escucharon Tchaikovsky, y se serenaron. Música que amansó a las fieras.

La Negra Poli es la mejor manager de la Argentina, a años luz de cualquier otro.