Las discográficas Universal, Sony y Warner iniciaron una demanda millonaria contra la web de música streaming, que la obligó a cerrar sus puertas para siempre.

Grooveshark representaba una fácil herramienta para escuchar música en Internet para todos. Asimismo, permitía crear listas, agrupar canciones, buscar artistas y organizar una gran cantidad de temas sin descargarlos en la computadora.

Eso se terminó. El grupo de gigantes discográficas, que manejan casi el total de los derechos de la música en el mundo, reclamaban 736 millones de dólares por daños, dictamen que fue aceptado por el juez tan conocido en nuestros pagos por ser funcional a los fondos buitre, Thomas Griesa.

Tras el fallo del polémico juez, los fundadores de Grooveshark Samuel Tarantino y Joshua Greenberg, lograron llegar a un acuerdo con las discográficas y dieron de baja el servicio aceptando haber cometido "muchos errores".

Todavía con el riesgo de pagar 75 millones de dólares si incumplen algún punto del acuerdo, la web emitió un comunicado a través del sitio en el que antes se podía escuchar música, donde piden a los usuarios que "si quieren y respetan a los artistas, compositores y todos aquellos que hacen posible que exista música que les gusta, usen un servicio que pague por las licencias y compense a los artistas".