Apenas pasadas las 21.30, pese a la cantidad de gente que aún ingresaba por el único acceso al autódromo Angel Pena de San Martín, el Indio Solari anunció la salida a escena de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado. La canción para abrir un show con una particular y entrañable lista de temas, fue A los pájaros que cantan sobre la selva de internet, track 1 de su último cd, Pajaritos Bravos Muchachitos.

El Suple No Se notó a un Indio inspirado y muy gestual al momento de interpretar una lista de temas en donde sobresalieron sus canciones de la etapa solista, aunque sorprendió con temas ricoteros que según él "pocas veces hemos tocado en vivo".

Entre ellas, se destacaron Drogocop y El pogo del Payaso Asesino -de Último bondi a finisterre-, aunque Una piba con la remera de Greenpace -de Momo Sampler-, pareció un golpe directo al cuore ricotero.

Y no porque Etiqueta Negra, Fuegos de Oktubre y Todo un palo sean menos -¡por el contrario, son más clásicos!-, sino porque aquellas dos apenas si fueron tocadas por Los Redondos cuando se presentó la anteúltima placa de Patricio Rey, allá por 1998 en cancha de Racing.

Al promediar el show, Indio avisó que "estaba medio maricón esta noche" y dedicó una misma canción a "dos ricoteros que se nos fueron". Así recordó a Soledad, la hija del periodista Tití Fernández, que era una fiel seguidora suya y que perdió la vida en un accidente automovilístico en julio, cuando volvía de Brasil. Y también nombró a una pareja amiga, aunque se quebró y no pudo decir más que "ellos saben por qué".

La canción siguiente fue Nike es la cultura, oda adolescente sobre los caprichos de "tener 13 o 15, las Jordan son para mí".

Hubo quejas de sonido, de los rezagados del fondo. Aunque cierto es que no estuvieron esta vez las pantallas con sonido dispuestas en el predio, como hace un año aquí y en abril en Gualeguaychú. Adelante, el sonido despeinaba y se escucha clarito.

Así se lucieron sus músicos. El guitarrista Comotto en solos de sonido "podrido" -como Vuelo a Sidney o Etiqueta Negra-, Gaspar Benegas al cantar casi a dúo con Solari Pabellón séptimo -allí también al Indio lo atragantó la emoción-, y Pablo Sbaraglia "al tocar la mandolina" a decir del propio Indio. Atrás, en las baterías, la polenta de Carrizo y el director Aramberri, y a los costados los vientos de Talarita y Colombo, exultantes en Drogocop, To beef... y Juguetes perdidos.

Promedia el recital, Indio avisa: "Esta canción no la hacemos desde la época de los pubs, creo". Y suena el inédito Roxana Porcellana, y la monada delira y salta con el estribillo. Pero Solari nunca deja de volver a sus canciones, las que más le gustan.

Chau Mohicano, Amok Amok -del último cd-, Mi caramel Machiato, Pedía siempre temas en la radio, Por qué será que no me quiere Dios, Torito es Muerto, y algunos nombrados ya en esta crónica. Una lista de temas que al fundamentalista le gustó mucho, y no tanto al ricotero.

Un show de dos horas y media, que repetimos, desde adelante se escuchó muy claro y con mucho fuerza, aunque desde atrás... Bueno, desde lejos no se ve. Y hubo mucha gente. Tanta fue la que quiso entrar que el celo de la organización le justificó a este cronista las balas de gomas que arrojó al aire la policía y las corridas de la montada a puro palazo entre el polvo del predio adyacente al autódromo. Y todo por evitar lo inevitable.

Porque sobre la hora del show se liberaron las puertas y entraron todos a la fiesta. Porque otra vez fue eso, haya gustado más o menos la lista de temas. Se haya escuchado mejor o pero según la ubicación en la pista.

Ya dirán las estimaciones oficiales cuántos fueron los feligreses esta vez. Cada uno de ellos se fue tarareando una canción de esas que le laten sin saber bien dónde, en qué otro lugar del cuerpo que no es el corazón...

¿Cómo no sentirse así?