A través del ministerio de Educación y el Instituto Nacional de la Música (INAMU), unos 150 mil alumnos de 500 instituciones educativas recibirán un cancionero y un libro de partituras con temas del 'Flaco', Luis Alberto Spinetta.

La noticia, además de contentarnos a los amantes de la música -y a los que consideramos que el estudio musical y artístico debería tener una mayor relevancia en las escuelas públicas- evidencia el homenaje que la comunidad educativa le brinda a un gigante del rock argentino, que le puso su cuerpo a una de las resistencias más importantes de la clase trabajadora ante el avance de lo privado por sobre lo público.

En 1997, durante el gobierno de Menem, los docentes montaron un campamento que se extendió tres años en reclamo de mejoras salariales y de una ley de financiamiento educativo. La tarde del 10 de diciembre, la Carpa Blanca instalada frente al Congreso estaba repleta de maestros y jóvenes que se apretaban para ver y escuchar a Luis Alberto Spinetta.

“Hay que ser maestro en serio para vivir todas estas odiseas, por la falta de visión de futuro de las autoridades”, pronunció al micrófono antes de tocar 'Los Libros de la Buena Memoria'. “Si lo que pasa aquí no les importa (al Gobierno) de acá a un tiempo voy a estar yo ayunando”, lanzó su compromiso ovacionado por miles de guardapolvos.

La protesta en la Carpa Blanca se extendió durante 33 meses, en los cuales ayunaron 1.380 maestros y fue visitada por alumnos de 7.000 escuelas. Se recogieron 1.500.000 firmas en apoyo al reclamo, y se solidarizaron un sinfín de personalidades de la cultura, la política y el deporte, como León Gieco, Luis Alberto Spinetta, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa y Eduardo Galeano, entre otros.

El menemismo que llevaba a rajatabla las políticas emanadas del Consenso de Washington, del FMI y del Banco Mundial, quería implementar la municipalización de las escuelas para tender a su privatización al estilo de Chile.

La protesta se fue extendiendo en el tiempo y las "carpas blancas" se multiplicaron en las distintas provincias con un reclamo común: una Ley de Financiamiento Educativo que permitiera resolver la crisis del sector y engordar los salarios docentes.

El 30 de diciembre de 1999, ya con el gobierno de La Alianza, Ctera decidió desarmar la Carpa Blanca luego de la aprobación, por parte del Congreso Nacional, de la Ley de Financiamiento Educativo que otorgó un fondo de 660 millones de pesos para posibilitar un aumento salarial docente.