La historia tiene lugar 27 años atrás, en 1989, cuando la banda se encontraba realizando la gira mundial 'Steel Wheels'. La última parada, era Atlantic City.

En aquel momento, su tour mánager, Michael Cohl, quien contó la anécdota a un medio local, tuvo la idea de buscar un patrocinador para hacer una especie de 'pay per view' de cara al show y, de esa manera, poder recaudar más dinero.

Así llegó hasta Trump, quien aceptó poner la chequera, aunque ahí comenzaron los problemas. En primer lugar, la deconfianza de los Stones ante la inexplicable y repentina fortuna de este empresario hizo que pongan algunas cláusulas inviolables.

Por ejemplo, le pidieron a Trump que no asistiera al concierto y, además, que no ofrezca ruedas de prensa. Pero el magnate no hizo caso, fiel a su verborragia.

No solo se apareció en el hotel y dijo que asistiría al show, sino que organizó una conferencia de prensa en la misma habitación de la banda.

"Vamos Donald, ¿qué hacés? Prometiste que ni siquiera estarías acá y que no harías este tipo de cosas...", le dijo el mánager al empresario.

Pero, luego de innumerables intentos por hacer que abandonara el lugar, Keith Richards se cansó, agarró su cuchillo y lo amenazó.

"¿Qué mierda tengo que hacer? Uno de nosotros debe de abandonar el edificio... Es él o nosotros", gritó el enfurecido guitarrista con el cuchillo en su mano.

Por suerte (o por desgracia) el hecho no pasó a mayores y Richards le perdonó la vida a Trump, que finalmente al ver la situación, abandonó el Boardwalk Hall de Atlantic City.