Algunas de las anécdotas rockeras que uno vivió en Cemento, sólo algunas, aparecen de a montones en el libro de Nicolás Igarzábal. Por su propia experiencia y por las cientocincuenta entrevistas que le realizó a los músicos más importantes de nuestro rock, el periodista de 30 años logra -según él- "recopilar los años del boliche, y de los últimos 30 años del rock".

"El libro está bueno para los que tenemos 30, 40 o 50, pero también para los que no fueron, que saben del mito o la leyenda de Cemento", le dice el autor al Suple. Con él hablamos de la relación con Chabán, de las entrevistas y del material -volantes, afiches, entradas-, y de los 3 años que le costó recopilar la información y terminar el libro.

Cemento, el semillero...

La valoración del Indio Solari para Cemento como "lugar donde los extraviados encontraron el lugar apropiado para descorchar sus bellezas". Sumo, Los Brujos, Los Piojos, Caballeros de la Quema, todas las bandas y la etapa solista del Palo Pandolfo; Walas de Masacre, público y artista, generador de movidas y habitué en patineta en las tardes grises del lugar.

Gil Solá y los primeros shows "desiertos de Divididos", Petinatto y el recuerdo de los baños del lugar; anécdotas del Enano de La Vela y Walter Giardino de Rata Blanca; el recuerdo de Iorio, los Aldana de El Otro Yo, el descontento de Los Memphis, o los shows sorpresa de La Renga. Estas son algunas de las voces que aparecen en 'Cemento, el semillero del rock'.

El nicho 'punky' que fue Cemento con Nekro y Ricky Espinosa como punta de lanza. El show homenaje a Flema -"maratónico, emotivo e inolvidable", cuenta el libro-, tras la muerte de su cantante. Los recitales de los días de semana: en Cemento había lugar para todos y todas. Y para los putos también: las participaciones de los 'vecinos' de del Parakultural.

También los entretelones de las visitas internacionales, de King Diamond y Marky Ramone, entre otros. Están las voces de bandas casi olvidadas, como Los Triciclosclos, de los actores que hacían las performances. Los inicios del teatro provocativo y violento de la Organización Negra, que fue semillero de De la Guarda y Fuerza Bruta.

Y claro, diálogos con Chabán. Definiciones del 'bolichero' más amado y polémico del rock. El Omar de los comienzos, su relación con los músicos -con algunos casi paternal-, detalles del día de la inauguración, un plano del lugar que le dibujó al autor, la lucha constante con los vecinos y la relación con el público.

En el epílogo, antes del capítulo final 'After Chabán', Igarzábal refrita una nota que hizo en 2007 para el Sí de Clarín, con el Mosca de 2 Minutos, Piltrafa de Violadores y el Vala de Cadena Perpetua, frente al bar de la esquina del boliche.

El libro es un viaje hacia atrás, desde el comienzo del lugar -que coincide con el esplendor de nuestro rocanrol (así, castellanizado)-, hasta el presente. Con la desolación y nostalgia que el cierre de Cemento dejó en la escena.

Con sus preguntas demenciales tras la explosión y la tragedia, pero con ese gusto a haber presenciado y haber sido protagonistas, como público, periodistas o músicos, de la historia del movimiento como expresión cultural.

Cada uno atesora su Cemento; en este libro, vas a encontrar el tuyo.

Nicolás Igarzábal, 220 páginas, Editorial Gourmet MUSICAL

Una vez que este cronista comentó el contenido del libro y propuso esta nota, en la redacción de Diario Registrado, se pelean por ver quién se lleva 'Cemento...' primero.

Lo quieren leer los dos de 50 años que en los 80 tuvieron 20 y vieron a Sumo y la presentación de Gulp! de Los Redondos; los más pibes, que atesoran el cd con el homenaje a Flema tras la muerte de Ricky Espinosa, y los que nunca fueron, también.