Joan Murray, una ejecutiva de banca de Carolina de Norte era una verdadera adicta a la adrenalina y a los deportes de riesgo. Después de un arduo entrenamiento logró obtener su licencia para tirarse a 4.500 metros de altura.

Si bien la mujer confiaba en su poder de decisión no solo falló el paracaídas principal sino también el auxiliar y cayó a más de 130 kilómetros por hora. 

La extraña fortuna quiso que Murray cayera sobre un montículo creado por una colonia de hormigas conocidas como "de fuego". Estos insectos suelen tener una picadura muy dolorosa que incluso puede causar la muerte. 

Murray fue picada por 200 hormigas lo que provocó un shock en su cuerpo, que paradójicamente estimularon sus nervios y mantuvieron en funcionamiento los latidos de su corazón a pesar de haberse desplomado contra el suelo a tamaña velocidad.