Merideth William, de 47 años, enloqueció cuando vio entrar a un dron en su propiedad, ya que sabía que el objeto volador se encontraba allí porque el piloto quería espiar a su hija de 16 años, que estaba tomando sol a un costado de la pileta.

Sin pensarlo demasiado, el hombre de Kentucky tomó su escopeta y disparó en tres ocasiones hasta derribar el dron valorado en 1.800 dólares.

Pocos minutos después el piloto del dron se hizo presente junto a sus tres amigos. “Si cruzas la línea de mi propiedad habrá otro tiroteo”, dijo William dándole la ‘’bienvenida’’ a los jóvenes.

La Policía se hizo presente en el lugar y arrestó a William acusado de conducta criminal y violencia injustificada por la descarga del arma de fuego. De todas maneras, el hombre confía en que le retirarán los cargos.