Rodney Meadows, de California, Estados Unidos, salió de su casa para hacer unas compras y al pasar por el local de la lotería decidió comprar un boleto que resultó ganador por 1.000 dólares.

El hombre se sintió tan afortunado que con esa plata compró otros tres billetes, momento en que se dio cuenta que uno de ellos era el ganador de millones de dólares.

El ganador debió pedirle a la persona que atendía el local que comprobara su ticket en la máquina, ya que no podía creer que había ganado 10.000.000 de dólares.

Todo fue tan repentino, que todavía Meadows no sabe muy bien en que gastar su fortuna.