Jess no quiere dejar de ser una bebé. A pesar de tener 21 años, insiste en mantener la inocencia de los niños aunque se permite mantener una relación amorosa adulta, o al menos, algo parecido.

La joven que vive en Lakeland, Florida, disfruta usar pañales -orinarse en ellos- tomar leche en el biberón, y dormir en su enorme cuna adaptada a su tamaño.

Su novio David, de 24 años, acepta esta especie de fascinación de Jess y se une al juego en el rol de 'papá'. La pareja lleva cuatro años de noviazgo y tiene un particular gusto sexual por la fantasía del padre abusador. 

"Jugar a mi edad es realmente mi mejor forma de escapar y me permite recuperar la inocencia de mi infancia", cuenta Jess.

Los enamorados han estado juntos desde hace cuatro años y hacen de esto una forma de atractivo sexual, ya que en ocasiones juegan al padre dominante que somete a su hija...

Jess adora sus pijamas de niña y no tiene ningún pudor en orinarse en los pañales. "Para nosotros, va más allá de disfrutar la dinámica de dominante y sumiso en nuestra vida cotidiana. Disfruto cómo se siente que David sea mi protector y la persona de quien puedo depender para que me cuide", aseguró la joven a a New York Post.