Ocurrió en Nueva Zelanda, donde una mujer llamó a la policía luego de que su gato regresara de una de sus habituales salidas nocturnas con una bolsa de 5,5 gramos de marihuana en su boca, valorada en 120 dólares.

En un principio, el oficial Reece Munro pensó que se trataba de una broma, pero finalmente decidió ir a la casa de la denunciante, quien les había advertido que su mascota había regresado a la casa llevando "una bolsa con drogas".

Una vez en el lugar, la policía comprobó los hechos y a partir de ello se encargaron de abrir una investigación para determinar el origen de la marihuana.