Una joven tucumana cerca de su casa en Santa Rosa de Leales descubrió a dos felinos que parecían "gatitos" amamantándose de su madre muerta. Los bautizó Dani y Tito, pero a los pocos días uno de ellos murió.

Fue al veterinario a llevar a su mascota ya que debía operarlo. Allí descubrió que su "gato" era en realidad un puma yagouaroundi. Decidió llamar a la Fundación Argentina de Rescate Animal (FARA) porque no contaba con el dinero para la cirugía.

"Afortunadamente, ella nos llamó y, de buena onda y corazón, nos entregó el animal porque se dio cuenta de que no era apto para su casa. Lo enjaulamos y llevamos al veterinario que trabaja con nosotros", explicó Hernán Rodríguez Salazar, presidente de FARA al diario Clarín.

Al revisarlo y después de hacerle una placa descubrieron que tenía una fisura en una de sus patas traseras. Ahora, lo trasladaron a la Reserva Horco Molle de Yerba Buena, un área protegida donde cuidarán a Tito.

"Allí tienen una hembra de la misma especie. Ellos siempre procuran tratar de adaptarlo a su hábitat natural, para que vuelva a ser un animal de caza, que pueda cazar por sus propios medios. Por otro lado, van a seguir tratándole esa fisura en la pata trasera", informó Salazar.

"Era una mascota para mí. Lo extraño un montón. Él me esperaba cuando llegaba de la facultad y cuando le silbaba como un pajarito siempre venía. Si vos lo criás y lo consentís, sentís como que es tuyo y te causa dolor que se lo lleven, pero en el fondo sé que está bien que se lo lleven y lo reintegren a la naturaleza. Me parece mal que las personas se adueñen de animales así o los vendan sin importarles lo que les pase", relató la joven.