Los canadienses Steve Jenkins y Derek Walter adoptaron a la pequeña Esther, pensando que era un cerdito mini, aunque dos años y 302 kilos después su “pequeño lechón” resultó ser un cerdo común de gran tamaño.

Cuando se encariñaron con Esther y notaron lo inteligente y amigable que era, no pudieron soportar la idea de seguir comiendo otros cerdos, por lo que se convirtieron en veganos. De hecho, se sintieron tan conmovidos por esta cerdita que decidieron dedicar sus esfuerzos a crear un refugio de animales.

El cerdo además convive con dos perros y un gato, con los cuales juega y hasta incluso duerme junto a ellos.

La pareja reconoce que es no es fácil hacerse cargo de un cerdo, ya que puede ser realmente agotador. Necesita una gran cantidad de comida y muchísima atención. De todas maneras, aseguraron que no se arrepienten ni un segundo.