El 5 de mayo de cada año se festeja en Hiroshima el Día del Niño de una manera bastante inusual. Se trata de una competencia, en la cual participaron 600 bebés de entre 6 y 18 meses, donde ponen a los nenes cara a cara, vestidos con un traje de sumo, y el árbitro empieza a gritar "nokotta" - algo similar a "comienza la pelea"-. El bebé que empieza a llorar primero después del grito, es el vencedor del combate.


Los japoneses creen que el llanto de los nenes aleja los malos espíritus y les da un crecimiento saludable.