Se trata de Steven Assanti, de 32 años, un estadounidense de 362 kilos que debió ser ingresado en el hospital Rhode Island para realizar un plan agresivo de dieta y así bajar de peso de forma inmediata.

En los primeros meses el hombre logró bajar más de nueve kilos y todo iba bien encaminado. Sin embargo, en una inspección rutinaria al endocrino del hospital cometió un error que le costó el tratamiento que le estaban dando: pedir una pizza.

"Es una adicción y son consciente de ello pero el hospital me ha expulsado por mi actitud y me ha dicho que no quiere saber nada más de mi tratamiento", dijo el hombre al Daily Mail.

Por su parte, su familia no lo puede recibir en la casa por sus reducidas dimensiones, por lo que ahora se encuentra viviendo en la parte trasera de su auto.

En los próximos días Assanti espera encontrar la ayuda de algún hospital cercano, pero por el momento los centros disponibles no le permiten permanecer allí.