Angelo Mastropietro, de 38 años de edad, fue diagnosticado de esclerosis múltiple, por lo que decidió comenzar un cambio radical en su vida, preocupado por su salud: abandonó su estresante estilo de vida para mudarse al bosque, aunque nunca perdió su nivel de vida.

En 2007 se enteró de su enfermedad, por lo que Angelo detuvo su carrera profesional en Australia -con una lujosa casa- y volvió a su tierra natal, Worcestershire, Inglaterra.

“Mi estilo de vida sirvió de catalizador para el desarrollo de mi enfermedad, y fui consciente de que debía ser respetuoso con mi salud y mi cuerpo”, explicó sobre la necesidad de cuidarse.

Entonces recordó una vieja cueva que hace años lo salvó de una fuerte lluvia que lo sorprendió durante un paseo en bicicleta: en el bosque de Wyre, durante sus vacaciones de 1999, una cueva en una roca le sirvió como refugio.

Se trataba de una vieja vivienda abandonada en 1940 con cuatro dormitorios y sin ningún tipo de instalación, ni comodidad: “Cuanto más lo pensaba, más me daba cuenta de que era el lugar en el que quería estar. Un lugar donde podría tener una vida mejor y más saludable”, recordó.

En 2010 Angelo consiguió comprar la propiedad por 62 mil libras esterlinas y comenzó a trabajar en ella, ampliando las habitaciones a base de pico y pala.

Tras cinco años de arduo trabajo, donde tuvo que comprar potentes herramientas para trabajar la roca, logró terminar una vivienda ecológica y funcional con un bello estilo y en un lugar paradisíaco.

El británico redondeó un presupuesto total de 100 mil libras y sacó 80 toneladas de roca para agrandar sus espacios, y construir ventanas.

La vivienda cuenta con 1 dormitorio, despacho, chimeneas, salón comedor, baño, aseo, cocina, despensa y patio. Aunque si en el futuro necesita alguna habitación más, solo tiene que excavarla.

Tiene agua corriente proveniente de un pozo natural, calefacción de suelo radiante y calentador. La gente cree que la vivienda es fría, pero al contrario, mantiene la temperatura muy bien, siendo fresca en verano y cálida en invierno.

Aunque la mejor noticia es que después de todo este esfuerzo, Angelo pudo controlar su enfermedad, trabaja como consultor y los costos de la casa son bastante baratos. El cambio realmente valió la pena.