El Tribunal Supremo de España revisó y anuló la sentencia por la que un juzgado del Penal de Sevilla impuso a Antonio Guile Martínez una pena de dos años y ocho meses de prisión por un robo con violencia. Según los resultados de una prueba de ADN, presentada ya después de su fallecimiento en prisión, resultó que el hombre era inocente, informa El Diario.


El hombre fue condenado en la capital andaluza por robo con violencia y lesiones que tuvo lugar en mayo de 2010: un sujeto ventana del acompañante con una piedra, hirió a la víctima en un forcejeo y se apoderó de su bolso.


Durante la instrucción de la causa y en el juicio la mujer identificó en las fotografías y ruedas de reconocimiento a Antonio como el hombre que la asaltó, y a partir de ese testimonio fue sentenciado a dos años y ocho meses de prisión. El hombre cumplía el decimoquinto mes de condena cuando falleció en la cárcel en septiembre de 2012.


Después de su muerte, el laboratorio de ADN de la Policía Científica remitió al juzgado de Sevilla los resultados de una prueba realizada con unos restos de sangre del ladrón encontrados en el automóvil objeto del robo. Según demuestra la prueba, Antonio no fue el autor del delito, sino un hombre detenido por otro robo.


El Alto Tribunal explica que el verdadero ladrón "era tan parecido físicamente al fallecido que la víctima los confundió cuando se le mostraron las fotografías de ambos". El identificado por la prueba será juzgado por el robo, mientras que los familiares de Guile Martínez pueden reclamar una indemnización.