Bélgica lo tomó como una chance real de quedar entre los tres primeros del torneo. Lo vio como una buena idea más allá de la frustración por no haber llegado a la final. Inglaterra no pudo salir de la corajeada que sufrió contra Croacia. Estados de ánimos que se vieron desde la primera peltoa del partido. Y si encima, en un equipo hay un jugador que piensa y en otro, sólo corren, quedaba claro quién iba a ser el ganador. Los belgas les ganaron 2 a 0 a los ingleses y quedaron terceros en la Copa del Mundo.

Todos dicen que es un partido que ninguno quiere jugar, pero hay que jugarlo. Inglaterra, con cinco cambios con respecto a los que perdieron con Croacia (casi todo el mediocampo, sólo sobrevivió Trippier y Walker salió del fondo). Más allá de lesiones y suspensiones, Southgate metió mano pero no fue un tema de nombres. Bélgica volvió a jugar del pie de Hazard que hizo un primer tiempo al nivel que se le vio contra Francia. Los belgas no cambiaron ni un principio de los que llevó hasta este lugar y otra vez, con el manual del contraataque en los pies, armaron un jugadón desde Courtois hasta la definición de Meunier.

Olé