Recientemente, se dio a conocer una denuncia que recae sobre la Dirección Nacional de Inteligencia Nacional de Chile, conocida como DINA, que fue la policía secreta del régimen militar de Augusto Pinochet.

Víctimas femeninas de los criminales de la dictadura de aquel país, denunciaron haber sido violadas durante su detención en los centros de tortura, por funcionares del ejército y de la DINA, quienes, de acuerdo con el medio Voz Ciudadana, habrían hasta usado animales para violentar sexualmente a las mujeres.

Una de las víctimas de estas violaciones, llamada Lelia Pérez, tenía 16 años cuando la detuvieron y la llevaron al Estadio Nacional el 12 de septiembre de 1973, y recordó: “De las mujeres que fuimos llevadas al sector de los camarines, creo que todas fuimos sometidas a violencia sexual”.

Un profesor de un instituto comercial detenido en 1973, agregó: “Recuerdo que mientras estuve detenido y torturado, un recluta me contó que una profesora que había llegado detenida desde la localidad vecina de Lonquimay fue violada y torturada sistemáticamente por el personal de inteligencia de la base, y se vanagloriaban por ello”.

En el informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura se cuenta que “cuando un detenido es violentado sexualmente por un agente del Estado o por un particular a su servicio, estas agresiones constituyen una forma de tortura, porque causan en las víctimas un grave sufrimiento sicológico, generalmente acompañado de un dolor físico capaz de provocar secuelas”.

Frente a los hechos, recientemente tres sobrevivientes de la dictadura presentaron una querella por violencia sexual con carácter de delito de lesa humanidad ante el juez Mario Carroza.

Uno de los acusados fue Víctor Echeverría Henríquez, quien durante la dictadura fue capitán a cargo del Regimiento de Infantería N°1 “Buín”, lugar que fue utilizado como centro de detención y tortura luego del Golpe, y que cometió abusos deshonestos hacia la denunciante.