Con el eco lejano de la Segunda Guerra Mundial todavía a cuestas, Europa mantiene sus refugios subterráneos y búnkers que podrían llegar a necesitar en algún momento. 

Pero en el caso de Finlandia, no solo se trata de un espacio de protección sino que bajo la propia Helsinski hay una ciudad completa que actualmente es aprovechada en un porcentaje mínimo pero que no deja de sorprender por sus instalaciones que exceden a las primeras necesidades. 

El azul claro representa la red de túneles, el azul oscuro las infraestructuras sensibles como centrales eléctricas, de agua o de petróleo.
El azul claro representa la red de túneles, el azul oscuro las infraestructuras sensibles como centrales eléctricas, de agua o de petróleo.

Un 70% de toda la ciudad bajo tierra corresponde a infraestructuras estatales que no están detalladas por una cuestión de seguridad nacional. Sin embargo, ciertas áreas son actualmente aprovechadas por los ciudadanos y el subte conecta parte de estas redes de túneles. 

Piscina subterránea de Itakëskus, a las afueras de Helsinki.
Piscina subterránea de Itakëskus, a las afueras de Helsinki.

 Aunque muchos de los 400 túneles bajo las calles se hallan a una profundidad de entre 20 y 80 metros bajo el nivel del mar —y en algunos casos su diámetro es apenas superior al tamaño de un coche— se confunden con los pasillos y las escaleras del metro, o con los accesos a un simple estacionamiento público. 

"Puede haber hasta cuatro pisos de túneles", desvela Eija Kivilaakso, responsable del proyecto de refugios en diálogo con El País. 

La construcción de este Helsinki subterráneo comenzó en los años 60, en plena Guerra Fría pero si bien esa etapa histórica se superó, nunca se detuvo el crecimiento de estos espacios de refugio. 

Se espera que para el 2020 la ciudad "del otro lado" ya ha alcanzado una capacidad de nueve millones de metros cúbicos como para refugiar a unas 600.000 personas, la población de Helsinki.

Vía: El País