El incendio se inició el jueves pasado y fueron cerca de 300 bomberos voluntarios repartidos en 60 unidades los que tuvieron que combatir las llamas que no cedían mientras varias personas estaban atrapadas en el interior de una galería comercial del centro de Lima, en Perú. 

Las personas estaban encerradas bajo llave en talleres clandestinos sin baños y sin las condiciones mínimas y básicas de contratación. 

El incendio de la galería Nicolini puso en evidencia, otra vez, las terribles condiciones laborales- muchas directamente esclavas- que viven cientos de personas. Tras lograr controlar las llamas, se habla de al menos 4 muertos y 15 heridos. 

Las llamas se propagaron rápidamente en todo el lugar ya que había productos de ferretería como cloro, pinturas, telas y materiales sintéticos altamente inflamables. Las autoridades locales también restringieron las zonas aledañas dada la toxicidad del humo y los gases. 

La prensa peruana no dudó en calificar la situación de muchos de los empleados “esclavitud”, en especial los que estaban hacinados en el sótano y aquellos que eran obligados a trabajar en contenedores metálicos.  Todavía no se recuperaron los cuerpos de todos los fallecidos ya que el lugar quedó completamente destruido.