Después de un encuentro en Washington- con una fuerte impronta simbólica- entre Donald Trump y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, la posibilidad de la creación de un estado Palestino parece mucho más lejana. 

Ahora Trump planteó que israelíes y palestinos deben "hallar la paz por sí mismos" y rebajó su tono ante la posibilidad de una intervención más concreta de Estados Unidos.

Ambos funcionarios atraviesan climas de tensiones en sus mandatos y el gesto de darse la mano y mostrarse unidos para enfrentar a Irán fue todo un gesto geopolítico. 

Israel había tenido un fuerte cruce con la administración de Barack Obama cuando permitió la reciente condena de la ONU a la acelerada política de asentamientos israelíes y, sobre todo, el acuerdo nuclear firmado en 2015; acuerdo que Trump rechazó desde el minuto cero. 

Otro de los temas que parece haber quedado en el olvido fue la promesa de trasladar la embajada de Estados Unidos a Jerusalén; además de la desvinculación de la Casa Blanca con la posibilidad de reconocer "dos Estados". "Ambos tienen que negociar y llegar a compromisos. Aceptaré lo acuerden. Puedo vivir con uno o dos Estados", le concedió Trump a Netanyahu. 

Por su parte, el primer ministro israelí se mostró más combativo que diplomático: "No queremos etiquetas, queremos sustancia. La fuente del conflicto es Palestina, ellos se niegan a reconocer al Estado de Israel e incluso enseñan en las escuelas su destrucción". Y sostuvo: "No permitiré la destrucción de Israel".