El gobierno de Ecuador recibió, en la noche del lunes, una comunicación directa de los secuestradores liderados por alias Guacho- disidentes de las disueltas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) -  quienes piden que se cumplan diversas exigencias.

La información del nuevo secuestro fue confirmada por el ministro del Interior ecuatoriano, César Navas quien mostró un vídeo en el que se ve a un hombre y una mujer- cuyas identidades se desconocen hasta el momento-, donde el primero dice: “señor presidente [Lenín Moreno], quisiera que nos ayude, nos dé una mano, que no nos pase lo que les pasó a los periodistas, tenemos hijos, tenemos familia... no tenemos nada que ver con esta guerra”. 

Y agrega: “Señor presidente deles lo que ellos quieran. Simplemente somos ciudadanos de Ecuador y no tenemos nada que ver con este problema. Solo queremos regresar a nuestra casa y ver a nuestros hijos. Deles lo que ellos quieran y que no nos pase lo que les pasó a los periodistas”.

Navas aseveró que los delincuentes exigen la puesta en libertad de presos, pero pareció insinuar que el gobierno no accederá: “Son nuestros enemigos, estos son los cobardes sanguinarios y agresivos que lo único que buscan es robarnos la paz y la tranquilidad de nuestra nación”. 

“Son cobardes, porque se hacen proteger de escudos humanos para chantajear al pueblo ecuatoriano. Quieren robarnos la paz... pero no lo vamos a permitir”, dijo Navas que subrayó que los disidentes de las FARC también buscan seguir sacando “su droga por Ecuador, por el río Mataje. Nosotros, de forma decidida desde el año anterior, frenamos este tráfico y hoy tenemos su arremetida y represalia, que sin duda alguna es dolorosa y ha cobrado vidas”. 

El funcionario aludió a los crímenes cometidos la semana pasada por ese grupo de disidentes, que asesinaron a balazos a los tres integrantes del equipo periodístico. Unas semanas antes, mediante un atentado con explosivos, el mismo grupo mató a cuatro militares. Los cuerpos de los comunicadores aún no han podido ser recuperados y se presume que están en el sur de Colombia, cerca de la costa del Pacifico. 

Ambos países comparten alrededor de 640 kilómetros de frontera que se extienden desde el océano Pacífico hasta la Amazonia, donde por la mayor parte del lado colombiano operan con relativa libertad grupos armados de delincuentes, narcotraficantes y exintegrantes de las FARC.