Una media docena de hombres armados con fusiles de asalto AK-47 ingresaron por la noche (cerca de las 21 hora local) a un centro de rehabilitación para drogadictos en la ciudada mexicana de Chihuaha y mataron a 14 pacientes en el acto.

Luego murieron dos jóvenes más que habían sido trasladados al hospital con graves heridas y no se descarta que se amplíe el número de muertos. 

La masacre sorprendió a los ciudadanos y la policía no descarta que podría estar relacionada con el tráfico de drogas al menudeo; aunque todavía se espera un informe oficial que aclare lo sucedido.

Según las primeras declaraciones de los testigos, los agresores llevaban capuchas y vestimenta de tipo militar además de llevar cada uno un fusil con el que dispararon a mansalva.