El Gobierno decretó tres días de confinamiento en todo el país para llevar a cabo una gigantesca campaña de información, puerta a puerta.

El objetivo de la medida, controvertida y sin precedentes, es sensibilizar a la población y tratar de yugular la epidemia que ha dejado desde principios de año 2630 muertos en África occidental, especialmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea.

En Sierra Leona, donde 562 personas han perecido por el virus, unos 30 mil voluntarios, en equipos de cuatro integrantes, recorren el país para informar sobre la enfermedad a sus seis millones de habitantes, durante los tres días de la campaña, y alertar a los servicios médicos si descubren enfermos o muertos.

"Los inicios (de la campaña) fueron realmente muy difíciles" declaró el viernes por la noche Steven Gaoja, que dirige el centro nacional de operación de urgencia contra el ébola. Aludió a problemas de "logística" y a un "gran número de llamadas" al centro, a las que no se puede responder.

"Los supervisores están bien entrenados, pero los equipos que visitan a las familias en algunas regiones del oeste del país no están suficientemente formados y no están en medida de dar correctamente información", afirmó Abubakarr Kamara, un responsable de la asociación Health for All (Salud para todos).

A su vez la organización Acción contra el Hambre, presente en Sierra Leona, dijo estar "muy preocupada por las consecuencia de la aplicación de medidas coercitivas masivas para una población que ya sufre y que desconfía del sistema de sanidad".