Robert Mugabe dirigió este último domingo un mensaje televisado a la nación de Zimbabwe, luego de que su partido (ZANU-PF) lo destituyera y le diera un ultimátum de 24 horas.  El mandatario- que es considerado por muchos como un dictador- no dimitió e insistió en “la necesidad de llevar a cabo acciones para devolver” al país “a la normalidad”.

Mugabe llamó a que el país no se “deje llevar por la amargura” y dijo que “tiene en cuenta” todas las quejas formuladas por diferentes estratos de la sociedad incluidas las de su propio partido. 

Acerca del alzamiento militar del pasado martes, indicó que “nunca ha representado una amenaza contra nuestro orden constitucional ni contra mi autoridad como jefe de Estado, ni siquiera como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas”.

Mugabe, de 93 años, reconoció que “algunos incidentes ocurrieron aquí y allá” pero celebró que “fueron corregidos, afortunadamente en poco tiempo, y los pilares del orden se sostuvieron”, mientras que sobre las purgas -incluida la de su propio vicepresidente, Emmerson Mnangagwa,- fueron porque la formación política  “estaba fallando”. 

"El congreso (del partido gobernante) debe realizarse en las próximas semanas y voy a presidir los debates", planteó el hombre que rige el destino de la nación africana desde 1980. 

Además recomendó que se resuelvan los conflictos generacionales en el seno de la formación gobernante, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF) uniendo a los miembros más veteranos, que a su vez deben aceptar nuevas reglas. 

También fue expulsada del partido la esposa de Mugabe, Grace, de 52 años, que albergaba la ambición de suceder a su esposo.La próxima elección presidencial está programada para 2018, aunque muchos descreen de que sea posible de realizar de forma transparente. 

(EFE/Reuters)